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Cuando nadie se lo esperaba, apareció en el hall del aeropuerto. Gwyneth Paltrow, que ocultaba sus ojos con gafas oscuras, y portando dos bolsas en la mano, trató de eludir la presencia de los fotógrafos. Al no conseguirlo, dijo, por lo bajo, en perfecto castellano: «¿Me queréis dejar en paz, por favor?». Luego, agachando la cabeza, se refugió en el móvil llamando a alguien que apareció segundos después. Era un caballero de cabello cano al que el día anterior habíamos visto asomar en la cubierta deBlue One con unos guantes de boxeo.

Así que estaba claro: la ex de Brad Pitt, actualmente prometida al cantante del grupo Coldplay, Chris Martin, con el que se dice se casará este otoño en la finca de Steven Spielberg, que será padrino de ella ya que su padre falleció hace un año, iba a ser huesped de Valentino, a esas horas navegando desde Puerto Portals a es Trenc. Y así fue, efectivamente. En una lancha la transportaron desde la Ràpita al yate, donde le esperaba el modisto italiano, y como entre una cosa y otra se había hecho la hora del almuerzo, almorzaron en la segunda cubierta. Fue de paella, que dos marineros fueron a buscar a un restaurante de la Colònia de Sant Jordi. Luego, por espacio de hora y media, estuvieron tomando el sol en la tercera cubierta, ella en bikini de color negro.

Como hacía mucho calor, se bañó. Fue un baño corto. Un remojo, pues a los pocos minutos regresaba a cubierta, donde un marinero esperaba con una toalla de color beige. Instantes después, Valentino y otros tres caballeros, en una auxiliar se acercaron a la playa, a bañarse. Era la segunda vez que lo hacía en el día de ayer. Se ve que al modisto le va mejor donde hace pie que en las profundidades. ¿Y saben lo que esperábanos que tuviera lugar de un momento a otro? Pues que apareciera por allí el príncipe don Felipe en la «Somni». Pero no. La actriz y el heredero de la Corona se encontrarían horas después en casa que Rosario Nadal y Kiril poseen en Porreres. Mañana, más.

Pedro Prieto