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Marta Chávarri y su novio, el catalán Lluís Albert, vuelven a estar en la Isla, seguramente para apurar el verano en la casa que poseen los padres de éste en un lugar apartado. Esta vez llegaron de noche cerrada, sobre las diez. Marta estaba muy contenta, aunque un tanto esquiva, pues a nada que nos vio se echó las manos a la cara en un claro ademán de «¡fotos, no!». Luego se equivocó de taxi, y cuando estaba a punto de entrar en uno su acompañante le advirtió que ese no era. En fin... que como digo, ya vuelven a estar entre nosotros.

Si mal no recuerdo, a Marta la vimos en Mallorca cuando estaba unida al marqués de Cubas. Por entonces se dejaba ver por el Club de Mar, dirigido por Pepe Oliver, siendo el bueno de René su mano derecha. El marqués amarraba el barco en uno de los pantalanes del citado Club, del que desaparecía a mediodía para regresar al atardecer. Por la noche, cena y copas. Años después los sorprendimos en Puerto Portals, incluso posaron para nosotros, cosa que no acostumbran a hacer habitualmente. Luego saltó el escándalo. Es decir, Marta dejó plantado al de Cubas para juntarse con Alberto Cortina, quien a su vez plantaba a la que entonces era su esposa, Alicia Koplowitz.

Poco después, el otro Alberto plantaría a Esther Koplowitz, quien recientemente se unió al marqués de Cubas. Y es que la vida es una noria. Su separación del marqués y su unión con uno de los famosos Albertos, además de mostrar, sin querer por supuesto, su sonrisa vertical a través de una revista de tirada nacional que por ello batió récords de venta, pusieron a Marta en lo más alto de la ola de la actualidad.

Pedro Prieto