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Un 63 por ciento de los pinares de Mallorca y Menorca están afectados gravemente por la plaga de la procesionaria. Concretamente, más de 45.000 hectáreas de Mallorca (55.000 si sumamos Menorca) presentan niveles severos de proliferación de la oruga, por lo que la Conselleria de Medi Ambient, tal como ya adelantó este periódico, ha iniciado un plan de actuación que se concretará en Mallorca y Menorca. El municipio más afectado es Llucmajor, con 7.311 hectáreas. Eivissa, gracias a tratamientos de años atrás, está de momento exenta de plaga, aunque se tomarán medidas para evitar una futura propagación.

El plan fue presentado ayer por el conseller, Jaume Font, y la directora general de Biodiversitat, Joana Xamena. Font indicó que «la expansión de la procesionaria está creando una auténtica alarma social, por los numerosos casos de alergias, urticarias, irritaciones y daños epidérmicos y oculares causados en las personas, y por los perniciosos y ya conocidos efectos sobre los pinos, dejándolos muy debilitados».

El plan ha iniciado su aplicación con la colocación de mil cajas-nidos para aves insectívoras y de otras cien para murciélagos, depredadores de la procesionaria. Éstas serían las medidas de ataque indirecto. Asimismo, se están repartiendo trampas de luz y sexuales (feromonas que atraen a los machos). Las fumigaciones aéreas se efectuarán a lo ancho y largo de 37.000 hectáreas de Mallorca. Esta actuación con avionetas se decidirá en base a estudios y una selección previa de cada zona y del momento adecuado.