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Los efectos del presente verano en Balears, el más cálido de la historia registrada en las Islas, van más allá de una sucesión continuada de altas temperaturas. Según datos del Instituto Nacional de Meteorología y del Ministerio de Medio Ambiente, la escasez de precipitaciones y las muy elevadas temperaturas, aunque sin alcanzar récords absolutos, han provocado que, a lo largo de este estío, se haya producido una rápida desecación de los suelos.

Así pues, la totalidad de Balears presenta actualmente un suelo «muy seco» con excepción de la Serra de Tramuntana de Mallorca, donde la calificación oficial se quedaría en «seco». Esta situación se mantiene desde el pasado 1 de julio. El dato es llamativo y significativo si tenemos en cuenta que, en la misma fecha del año pasado, la ditribución era la misma, pero con otros valores. La totalidad del suelo de Balears excepto Tramuntana se encontraba «seco» y la Serra Nord se encuadraba en el tramo de «poco húmedo».

Se considera «muy seco» el suelo que sólo conserva una reserva de hasta el 10 por ciento de humedad. El suelo «seco» llegaría al 25 por ciento de humedad y el «poco húmedo», al 50 por ciento. En este caso, no vale el recuerdo del verano fresco de 2002, pues la anomalía se registró en julio y agosto, no en junio. De hecho, junio del año pasado fue bastante caluroso y registró, por ejemplo, más días con temperaturas máximas superiores a 30 grados que el mismo mes del año en curso.