La menorquina Eugenia Rojas, ya coronada, recibe felicitaciones y abrazos. Foto: JULIÁN AGUIRRE

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Eugenia Rojas se alzó el sábado por la noche con el título de Miss Baleares 2003. La nueva reina de la belleza balear, de 19 años, fue elegida después de una accidentada gala que estuvo marcada por la presencia constante de lluvia, algo que trajo de cabeza a los organizadores del evento. Un conjunto y mezcla de sensaciones se podía ver en el rostro de la ganadora momentos después de la proclamación, la felicidad la desbordaba, los ojos le brillaban de la emoción y los nervios estaban a flor de piel.

Ya no había incertidumbre, estaba claro, ya era la más bella de las Balears. En la foto final la flanqueaban las dos damas de honor, Verónica Calabuch, primera dama; y María Casasnovas, segunda dama. De las tres, dos son menorquinas, Rojas y Casasnovas. El certamen empezó con puntualidad germana. A las once y cuarto de la noche salía al escenario Óscar Martínez, presentador del evento, y después de los pertinentes agradecimientos se procedió a realizar la entrega de placas a los patrocinadores. Al comunicar la ausencia de Naim Thomas, debido a la neumonía que padece, y la eliminación del concurso de Marta Lozano, se escucharon abucheos entre el público asistente aunque el anuncio de la inminente entrada de Gisela apaciguó los ánimos.

El primer desfile de la noche, que corrió a cargo de C&A, fue el de presentación de la moda de otoño. Uno de los momentos estelares de la gala estaba por llegar. Óscar Martínez, después de presentar al jurado al completo, dio entrada a Gisela. La artista, que tuvo un cálido recibimiento, entonó las notas de la canción «Más allá» perteneciente a su nuevo disco. Al terminar la actuación aparecieron las verdaderas protagonistas de la noche, las 29 candidatas salían por primera vez ante el público. Se trataba de un desfile de presentación, no puntuable, con ropa sport de C&A. Las misses pasaron divertidas y desenfadadas. Los asistentes, alrededor de 4.000, ya conocían a todas las participantes y cada uno empezaba a tener a su favorita.

Simó Mateu