El pleno del Consell de Mallorca vivió ayer el primer desmarque
entre UM y el PP. El partido de Maria Antònia Munar, UM, optó por
la abstención -el PP votó en contra- ante una moción del PSM, que
no prosperó, para que el Consell expresara su rechazo a la reforma
del decreto del Govern balear que rebaja el nivel de catalán
exigido a los funcionarios autonómicos. Fue el único momento de una
larga sesión plenaria (siete horas) en que UM y PP dejaron claras
sus diferencias. En el resto de cuestiones, la nueva mayoría
surgida de las elecciones del 25 de mayo se mostró sólida y eso da
una idea de lo que va a ocurrir en el Parlament a partir de esta
mañana, cuando se inicie el primer periodo de sesiones de la nueva
Legislatura.
A la propuesta del PSM sobre el catalán (apoyada por PSOE y
EU-EV) se opuso el PP a través de Joan Fageda, que se estrenó en su
puesto defendiendo que «las imposiciones» pueden tener el efecto
contrario en cuestiones lingüísticas y provocar un rechazo a la
normalización. La vicepresidenta insular, Dolça Mulet (UM) explicó
que el Consell no aplicaría el decreto del Govern. El plato fuerte
de la sesión de ayer fue, sin embargo, la aprobación de los
estatutos del nuevo instituto que gestionará las políticas sociales
del Consell. Se aprobaron entre protestas de los trabajadores
insulares a quienes, desde hoy, se les aplica una excedencia
forzada para que pasen a integrarse al nuevo organismo. Co el apoyo
de los máximos líderes sindicales de UGT y CCOO, un centenar de
trabajadores expresaron su protesta y lanzaron gritos y reproches
al PP y UM. Munar les advirtió que podía desalojarles (sobre todo
cuando llamaron «chulo» al portavoz popular), pero finalmente
fueron ellos lo que abandonaron la sesión cuando terminó el debate.
En el resto de temas no hubo público.
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