Los alumnos de Primaria de Balears iniciaron ayer las clases del
nuevo curso 2003-2004, y los de Secundaria, Bachillerato y ciclos
formativos lo harán a partir de hoy y a lo largo de los próximos
días. Y las valoraciones de este comienzo son, como sucede cada
año, dispares en función de quién las realiza. Para los principales
sindicatos de profesores, el principal problema radica en las
plazas docentes que no han sido cubiertas y en las obras que se
realizan aún en algunos centros. Mientras que desde la Conselleria
d'Educació se asegura que la normalidad ha presidido la jornada,
que las plazas por cubrir no son tantas y afectan principalmente a
los ciclos formativos y que las obras pendientes afectan a muy
pocos colegios.
Y es cierto que la normalidad ha sido la tónica dominante de un
día de regreso a las aulas, de reencuentro con los compañeros y de
más de una lágrima de los más pequeños, en un día en el que también
se ha evidenciado el incremento de alumnos por aula, debido
principalmente a los hijos de los inmigrantes. Realmente, lo
deseable sería que todas las obras hubieran concluido al inicio del
año académico y que hubiera profesores para todos los centros y
para todas y cada una de las materias que deben impartirse. Ése
debe ser el objetivo de cara al futuro. Pero no el único.
Dadas las circunstancias y después de constatar el elevado nivel
de fracaso escolar, debe también ser prioritario el establecimiento
de las medidas precisas para mejorar cualitativamente la enseñanza.
En esa tarea deben implicarse no sólo los profesores, sino también
los padres, y bueno será recordarlo precisamente ahora, cuando se
inicia el curso y estamos a tiempo de corregir errores y encauzar
debidamente el futuro de nuestros pequeños.
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