Los jóvenes Joan Moyà y Andreu Villalonga fueron los encargados de pisar la uva hasta convertirla en mosto.

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Los binissalemers recordaron durante la gran Diada del Vermar sus raíces. Asimismo, centenares de visitantes y turistas tampoco quisieron perderse esta fiesta y se acercaron durante el día de ayer hasta la localidad para conocer de cerca los diferentes actos organizados que giran entorno a la viña, la vendimia y el vino.

Después de la tradicional misa de fiesta, tuvo lugar el concurso de racimos de uva, que se celebra desde el año 1973. Este año, el racimo que consiguió el primer premio fue el que presentó Natalia García, de Consell, con 2'85 kilos de peso. Los racimos que se han presentado han pesado menos que en anteriores ocasiones a causa de la escasez de lluvias durante el verano. A pesar de ello, los viticultores se mostraron optimistas y aseguraron que los vinos Denominación de Origen Binissalem de esta temporada serán de una calidad excelente.

Uno de los momentos más emotivos de la mañana fue cuando los vermadors de este año hicieron la tradicional ofrenda demost novel a Nostra Senyora de Robines. A los presentes también se les puso la piel de gallina cuando la binissalemera Maria Cànoves cantó La Balanguera y el himno de Binissalem. El president del Parlament balear, Pere Rotger; la vicepresidenta del Consell, Dolça Mulet; el delegado del Gobierno, Miquel Ramis; el director general de Agricultura, Gaspar Oliver; el coronel Gaspar Alorda; y los diputados socialistas Francesc Antich y Valentí Valenciano, entre otros, disfrutaron de los actos de la mañana de ayer acompañados por el alcalde, Miquel Nadal, y el resto de regidores del Ajuntament de Binissalem.

Carme Moreno