El secretario general del PSOE balear, Francesc Antich, lanzó ayer
un claro aviso para navegantes y, en su primera comparecencia
pública tras una semana crucial para el partido, convirtió la
«disciplina» en norte de su actuación futura y se presentó a sí
mismo como «el máximo responsable de que nadie perjudique el
proyecto de los socialistas». Un día después de disolver la
estructura del PSOE en Palma y apartar a Antoni Roig de los órganos
de dirección, el ex presidente balear, protagonizó una inusual
comparecencia informativa -no aceptó preguntas de los medios- en la
que anunció que sería «contundente» ante cualquier acto de
indisciplina y contra quienes «impulsen líos internos».
Según el ex president no hay sitio en el Partido Socialista de
Balears para «los pesimistas» y para quienes no trabajan para lo
que debe ser el objetivo más inmediato del PSOE balear, las
elecciones generales. Indicó que la obligación del partido era
«recuperar el tercer diputado». No aludió a quien podía ser el
cabeza de lista del partido en los comicios de marzo de 2004.
Precisamente, el primer punto de su intervención, fue pronunciarse
sobre la oferta que le había hecho Zapatero, el pasado día 26 de
septiembre, para encabezar la candidatura por Balears. Fuentes
socialistas han confirmado que la difusión de esta noticia por
Ultima Hora, hace hoy siete días, fue el desencadenante de la
situación sin precedentes que ha vivido el partido en esta última
semana.
«Mi compromiso es con Balears y desde Balears», dijo Antich con
la intención de dejar claro que iba a continuar al frente del
partido y del grupo parlamentario. Antich justificó la disolución
de la estructura del PSOE de Palma pero expresó su deseo de que
Roig continuara como portavoz municipal, a la vez que le abrió el
paso a posibles nuevos destinos. Lo que parece claro -pese a que el
ex president no aludiera a ello- es que no desea que sea candidato
a Cort en las elecciones de 2007. El secretario general socialista
puso especial énfasis en señalar que los votantes quieren conocer
cuáles son los proyectos políticos de su formación y no asistir a
discusiones internas. Fue claro: habrá máximas sanciones (es decir,
expulsión) a quienes se aparten de esta línea. «Quiero un partido
unido, pero disciplinado», dijo. En general, casi nadie se apartó
del guión. Casi nadie quiso hacer declaraciones en público y todos
se remitían a lo dicho por el secretario general. Una de las
excepciones fue Josep Moll, quien, además de calificar de
«correcta» la actuación, apuntó que, en realidad, «Roig era el
único problema del PSOE». Además recurrió a un refrán: «muerto el
perro, se acabó la rabia». A partir del lunes, cuando la dirección
del PSIB ratifique el acuerdo adoptado el miércoles, una
coordinadora municipal sustituirá a la ejecutiva disuelta. Las
dudas que crea esta nueva situación son muchas. No sólo se ha
disuelto la ejecutiva de Palma, sino también el Consell Polític que
presidía Joaquín Bellón y que estaba formado por casi un centenar
de militantes elegidos en el congreso.
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