«No se entiende por qué la lógica del recorrido al mundo de los
adultos entre los discapacitados es diferente. Es una gran
injusticia», afirmó ayer Enrico Montobbio, neuropsiquiatra infantil
y responsable del Centro Studi para la integración social y laboral
de las personas con discapacidad, a lo largo de su exposición sobre
la experiencia de Génova.
El acto estuvo organizado por el Institut Balear d'Afers
Socials, enmarcado en las diferentes actuaciones que se realizan
con motivo del Año Europeo de las personas con Discapacidad que
contó con la presencia de Rosa Puig, consellera de Presidència i
Esports.
«La experiencia del Centro Génova ha consistido en establecer
una serie de itinerarios para que las personas que padecen
discapacidades, la mayoría mentales, sean capaces de aprender a
trabajar, esto es, adquirir un hábito que requiere el aprendizaje
de habilidades extraordinariamente complejas para este colectivo.
Esto es, madurez personal, reconocer reglas y jerarquías,
establecer relaciones sociales y, en definitiva, una serie de
secuencias lógicas de vital importancia para adquirir madurez».
El proyecto Génova establece el itinerario adecuado para que los
discapacitados aprendan también un trabajo, «bien a través de la
escuela superior, la formación profesional o los talleres
ocupacionales. Para a continuación pasar a una bolsa de
trabajo».
Montobbio hizo hincapié en la formación que deben tener los
mediadores sociales: «Personas que deben integrar conocimientos
sobre los discapacitados pero también y, en igual intesidad, deben
conocer la empresa. Deben ser capaces de estructurar proyectos
laborales coherentes para estas personas y para los empresarios»,
aseguró.
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