El 17 de octubre de 1983, cerca de sesenta coristas llevaban a
cabo toda una hazaña: el primer ensayo del Cor del Teatre
Principal. Se celebró en la conserjería del teatro y, el miedo y
escepticismo, reinaban en el ambiente. Veinte años después, la
formación se ha dividido en cuatro, se ha profesionalizado y cuenta
con corales filiales que hacen que haya crecido. «Nos iniciamos en
todo, desde los aspectos musicales hasta los teatrales», dijo Ana
Moreira. Ana lleva desde el primer día en el coro, igual que Isabel
Marín. «Nunca pensé que cantaría en una formación como ésta».
Isabel se presentó a los primeros cástings tras oír la convocatoria
por la radio. «Éramos como una familia, incluso llevaba a mi hija
pequeña a los ensayos para que participara como figurante».
Rafel Nadal y Serafí Guiscafré fueron los impulsores del
proyecto. «No teníamos recursos pero el coro funcionó desde sus
inicios», aseguró Nadal. Unos inicios «difíciles» sobre todo por la
incomprensión. «Mucha gente no quería que el coro naciera», afirmó
Guiscafré. El objetivo siempre estuvo claro: «Queríamos crear un
coro escénico que pudiera interpretar óperas y zarzuelas».
Ahora, veinte años después, el coro se ha profesionalizado.
«Preparamos las piezas más rápidamente, somos más versátiles y los
jóvenes llegan más preparados», comentó Jaume Llull, otro corista
presente desde el primer día. A pesar de llevar 20 años cantando en
el Principal, sigue planteándose este trabajo como «un hobby» y no
como una profesión, al igual que Ana. «Es como una terapia de
grupo, una manera de escapar del día a día».
El coro también ha marcado a su actual director, Xisco Bonnín.
«Condujo mi carrera y me hizo descubrir un mundo que me enganchó
desde el primer día». Para él, su relación con el grupo ha sido
«una historia de amor», como el resto de integrantes que han pasado
por esta gran familia.
Laura Moyà
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