Michael Jackson, en una imagen de marzo de 2001.

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La visita de Michael Jackson a Mallorca le iba a costar al Govern balear unos 48 mil euros, cerca de ocho millones de pesetas, desglosados de la siguiente forma: 18.000 euros (tres millones de pesetas) para el alquiler del avión que trasladaría al artista norteamericano de una ciudad europea (Londres, París o Roma) hasta la Isla; y 30.000 euros (cinco millones de pts.) que servirían para la reserva de 15 o 16 habitaciones (las que había pedido Jackson) en un hotel de la Isla, posiblemente el Hotel Valldemossa, y el alquiler de cuatro o cinco limosinas. Michael Jackson no pedía dinero por venir a Mallorca, solamente que se le pagara su estancia.

Incluso el artista se haría cargo del pago del billete de vuelta. ¿Por qué tan barato? El coste se reducía considerablemente porque se aprovechaba la promoción de su nuevo disco, Jackson no tiene caché para estos casos, y porque el Govern conseguiría el patrocinio de diversas empresas mallorquinas. La propuesta. Septiembre de 2001. Michael Jackson ofrece dos conciertos en el Madison Square Garden de Nueva York. Allí se encuentra un empresario mallorquín, amigo personal demanager del cantante. Este último le comenta al mallorquín la posibilidad de que MJ visite «Las Palmas de Mallorca cuando tenga que promocionar un disco de grandes éxitos que sacará en 2003».

El empresario le corrige y le dice que Las Palmas de Mallorca no existe, pero sí Palma de Mallorca, una isla del Mediterráneo. El cantante se muestra interesado, ya que le apetece conocer más profundamente España, y sobre todo una Isla. La «Operación Jackson» empieza a tomar cuerpo. El cantante vendría en diciembre de 2003 a Europa a promocionar su último disco Numbers Ones. El lugar elegido en España era Mallorca. El empresario mallorquín que hace de intermediario se pone en contacto con una serie de empresas, una compañía aérea, una cadena hotelera, una empresa de alquiler de coches de lujo, una empresa de seguridad privada, etc., todas con sede en Mallorca, para conocer su predisposición.

David J. Nadal