El peligro viene de arriba

Cuando llegamos al lugar, bajo una lluvia que nos acompañará a lo largo de la mañana, nos encontramos con que la Policía Local ha obligado al responsable de la obra a que retire el andamio que entorpecía el paso por la acera. Sin embargo, el dueño de la papelería seguía parapetado en ella, «porque, vea...», nos dijo señalando hacia arriba de la puerta de la entrada. Y arriba había un techo de madera, «que he colocado yo, porque si se fija, la obra no tiene ninguna malla protectora, lo que hace que lo que cae desde arriba, cae sobre la puerta de mi tienda, o lo que es lo mismo, sobre quien entre o salga por ella».

Y no le falta razón al buen hombre, pues sobre el techo de madera se acumulan escombros. «Cada día quito un montón de ellos», dice sin perder la calma, aunque se le nota cabreado. «Para colmo -señala hacia un pie de andamio que emerge desde la acera, al lado de su puerta-, aún eso sigue ahí, lo cual es un peligro, pues aparte de que estrecha la acera, alguien puede tropezar con él».