01/12/03 0:00
El tiempo pasa que es una barbaridad. No hace mucho que hemos guardo el bañador y la camiseta de manga corta y ya está llamando a la puerta la Navidad. La ciudad ya esta iluminada, desde hace meses -pero ahora más-, se ven números de la lotería navideña por todas partes; se nos cruza algún que otro Papa Nöel, o cuando menos, alguien con su gorro. Y aparecen los belenes. Como el de Antonio Mojarro, funcionario de la delegacion de gobierno, quien por las tardes, en sus ratos libres, quien tras haber comprado las figuritas de escayola las ha ido pintanto --¡y de que manera de bien!- consiguiendo un magnífico Belén que ha montado en una de las habitaciones de su casa.
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