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EFE/J.J.S.
La Conselleria d'Agricultura i Pesca procederá en las próximas semanas a la vacunación de todo el ganado ovino de Balears con los «serotipos» 2 y 4 de la fiebre catarral ovina o «lengua azul» para evitar que la enfermedad se propague de Menorca a Mallorca y las Pitiüses.

La consellera de este departamento autonómico, Margalida Moner, comunicó ayer, en rueda de prensa, que el Ministerio de Agricultura, Pesca y Alimentación (MAPA) ha proporcionado las dosis para vacunar a los casi 400.000 ejemplares ovinos existentes en las Islas (350.000 en Mallorca, 18.500 en Menorca y 18.000 en Eivissa-Formentera), operación que no supondrá ningún coste para los ganaderos, dijo. El MAPA asume todos los gastos.

Según explicó Moner, la vacunación, que acabará a finales del próximo mes de marzo, evitará que en la próxima primavera pueda extenderse de nuevo la enfermedad, de la que no se detectan nuevos casos en Menorca desde el pasado mes de diciembre.

Comentó que los técnicos de su departamento prevén una incidencia mínima de los efectos secundarios de la vacunación y precisó que se ha habilitado una ayuda de 19'99 euros para compensar las malformaciones o los abortos que pueda originar la campaña. Estas malformaciones y abortos podrían ser algunos de los efectos secundarios de la aplicación de la vacuna.

El MAPA ha tenido «muy en cuenta» la labor desempeñada por la Conselleria y «no escatimará esfuerzos para cubrir las necesidades» existentes en Balears», afirmó Moner, quien solicitó la colaboración de los ayuntamientos y de las organizaciones agrarias en la articulación de la campaña. Cabe destacar que el MAPA considera importante la función de Balears como «tapón» de la enfermedad desde Córcega y Cerdeña hasta la Península.

Moner aseguró que la enfermedad «está controlada», pero consideró que su departamento no puede «correr riesgos».

Subrayó que, además de los ovinos, en Córcega serán vacunados también los bovinos y caprinos. En Cerdeña se vacunarán ovinos y caprinos, no así los bovinos. Córcega y Cerdeña son foco de expansión de la enfermedad.

La consellera subrayó que la «lengua azul» no afecta al consumo humano y destacó que los controles que se realizan permiten garantizar la calidad de los productos que se comercializan.