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A buen seguro muchos ya habrán podido asistir a una de las funciones del espectáculo que ofrece el Gran Circo Nacional Chino. Sus acrobacias, malabarismos y belleza corporal sobre la pista cautivan a los asistentes. Pero tras el telón se oculta todo un mundo de perfección, trabajo y cierto orden para las más de 100 personas que durante dos horas y media muestran su arte frente al público. Ebackstage, lugar donde los artistas se preparan antes de la función, acoge todo lo necesario para estos artistas del circo. Un amplio comedor y numerosos percheros, además de cajas enormes son el único mobiliario que cuentan junto a una improvisada pero completa cocina donde echeff, Qui Deyi, prepara a diario la cena y comida para todos ellos, incluso pan chino recién hecho. Los artistas llegan tres horas antes de la función. Aunque el día de más trabajo es el del estreno, puesto que realizan un ensayo general, los demás días cada grupo ensaya su número. Luego unos aprovechan para preparar el vestuario, otros se entretienen con juegos de mesa, las chicas charlan o comentan las revistas, algunas escuchan música, de china. Algunos se han traído películas en DVD. Al fondo de la trastienda está, quizás el más anciano. Lee un libro con rutas y lugares aconsejados por una guía de Mallorca, entre página y página observa cuanto ocurre a su alrededor. Los niños, unos cinco, corretean entre los camerios y las mesas. A la hora de cenar, todos se reúnen y toman un «sopà» ligero, puesto que de estar pesados no rendirían lo mismo bajo la carpa por lo que comen algo rápido y mucha fruta y tras la función vuelven a cenar, en esta ocasión más copiosamente. La concentración es máxima una hora antes de la función. En ese momento se abren las puertas del circo al público quien puede ir ocupando sus butacas numeradas, mientras los artistas se maquillan frente a un espejo de mano y con sus pinturas y maquillajes repasan una y otra vez las facciones del rostro. Lo último es enfundarse la indumentaria. Zhao Donghi es un joven de 17 años que desde los 8 está trabajando en el circo. Él quería ser deportista y el circo le ha dado la oportunidad de hacer realidad lo que le gusta, puesto que él mismo nos confiesa que «la diferencia entre un acróbata y un gimnasta es mínima».

Por otro lado, Lui Fei Fei, es una bella joven de 17 años que comenzó a trabajar a los diez años, sus padres eran acróbatas y ella quiere seguir siéndolo. Pasa muchas horas ensayando y haciendo ejercicio físico. En los momentos de descanso se entretiene escuchando música china.

Julián Aguirre