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La comunidad ecuatoriana en Palma ha aumentado en un año en 1.809 personas, según datos recogidos en el Padrón de Habitantes del municipio de Palma, con fecha del 1 de enero de 2004. Además, el colectivo de este país sudamericano es el mayor entre los distintos grupos de inmigrantes que han llegado a Ciutat, con un total de 7.947 residentes.

El presidente de la Asociación de Ecuatorianos Velasco Ibarra, Carlos Villalba, esgrime varios motivos por los que Palma sigue siendo el destino favorito de la gente de su país: un sueldo percibido en mayor cuantía en la Isla que en la Península, la 'agrupación en cadena', la inestabilidad del propio país de origen y un factor más trivial pero igualmente importante: el clima. Villalba asegura que «básicamente hemos venido tantos ecuatorianos a esta ciudad porque hemos constatado que los sueldos que se perciben aquí son más altos, por el mismo trabajo, que en la Península. Aunque también sabemos que el coste de vida es mayor, muchos ecuatorianos han llegado a la Isla atraídos por los empleos derivados del turismo. Aquí trabajamos también en construcción y en agricultura, y hemos constatado a lo largo de estos últimos años que había una incesante demanda de trabajo en este sector. Poco a poco, ha ido funcionando la 'agrupación en cadena', es decir, un familiar llama a otro familiar aconsejándole el lugar. Sin embargo, esta tendencia se está estancando en la actualidad, ya que somos nosotros mismos quienes informamos a nuestros amigos o parientes que los procesos de regularización, con la última ley, se han hecho casi imposibles».

El presidente de la asociación ecuatoriana asegura, además, que «una de las razones por las que elegimos Mallorca es el clima. Si uno se fija bien, hay pocos ecuatorianos en comunidades como Castilla. Preferimos climas más cálidos, más cercanos a los de nuestro país». Otra razón esgrimida por Villalba es de tipo idiomático. «La lengua es un factor importante, por lo que hemos elegido España. También hay muchos ecuatorianos en EE UU, pero el factor de la lengua ha pesado mucho». Por otra parte, el empresario ecuatoriano Alberto Montiel dice: «Aquí hay más seguridad. En ciudades grandes como Madrid o Barcelona los sueldos son más bajos».