La banda terrorista ETA abandonó hace poco más de una semana su
relativo silencio para manipular a la sociedad civil y hacerse un
hueco en la campaña electoral. Ahora vuelve a ser noticia, pero no
por sus propios méritos, sino por un gravísimo error cometido por
el Juzgado Central de Instrucción número 1 de la Audiencia
Nacional, que ayer autorizó la excarcelación de tres etarras al no
haber sido juzgados en los dos años que llevan en prisión.
El magistrado Guillermo Ruiz Polanco decidió no prorrogar la
prisión (algo que suelen hacer otros magistrados en el mismo caso)
y los terroristas, uno de ellos acusado de dos asesinatos, han
vuelto a la calle.
Es una verdadera lástima que todo el trabajo realizado por el
Gobierno y por las Fuerzas de Seguridad del Estado se eche por
tierra por los retrasos en la celebración de los juicios. De nada
sirve que una de las primeras premisas en la campaña electoral sea
terminar con el terrorismo, si luego se demora la Justicia y no es
capaz de dictar sentencia en dos años. En ese caso, la ley los
avalaba y, por la misma ley, abandonaron la prisión.
Parece ser que el Servicio de Inspección del Consejo General del
Poder Judicial ha abierto una información para determinar las
causas de la excarcelación y depurar responsabilidades. Si el
magistrado ha cometido un error, se exigirá de nuevo a todas las
Fuerzas de Seguridad que busquen y detengan a los terroristas: un
trabajo desalentador y, desde luego, nada fácil. El ministro Acebes
espera que puedan ser pronto detenidos, juzgados y cumplan prisión
tras la oportuna sentencia judicial. ¿No estaban ya en la cárcel?
Mientras sigan ocurriendo casos tan escandalosos como éste, habrá
que seguir exigiendo un mejor funcionamiento de la Administración
de Justicia.
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