El frío marcó la tónica de la XII edición del popular
Enterrament de la Sardina de Pòrtol. Frío que habrá condicionado la
participación de la gente, que se ha visto muy menguada en relación
a ediciones anteriores. Un solo detalle para entenderlo: Los
organizadores tenían provisiones para más de setecientas personas y
debió de sobrar la mitad del material preparado.
Por lo demás, la misma bulla de siempre, con dos novedades. Una,
el recorrido se ha alargado, especialmente a su paso por el carrer
Major y otra, el cambio de estilo en la música que ameniza el baile
del Cine de Pòrtol, con que se cierra la jornada festiva. La Banda
de Música, también en menor concurrencia, abría el paso con sus
melodías fúnebres, apropiadas para la ocasión. Desde sa Bassa,
donde todos los asistentes pasaron por la casa mortuoria para
despedir el duelo, se dirigieron con la Sardina en andas hacia la
plaza de Can Flor. Una vez allí la presidenta de la Associació de
Persones Majors «Es Turó» procedió a la lectura de la oración
fúnebre, en la cual dio gracias a participantes y
organizadores.
Al finalizar pidió permiso a la máxima autoridad presente, en
este caso el primer teniente de alcalde, José Ramón Bauzá, para
proceder a la quema de la Sardina. Bauzá excusó la ausencia del
batle, Miquel Bestard, por razones de índole familiar. Los cuatro
porteadores dieron las vueltas rituales alrededor de la fogata
mientras sonaban las lúgubres notas de una trompeta solitaria.
Después de que el simulado cura diese la última bendición a la
Sardina la lanzaron a las llamas.
GAM
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