Tras el permiso pertinente, se procedió a la quema de la Sardina, que pone fin a los carnavales. Foto: MIQUEL ÀNGEL CANYELLES

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El frío marcó la tónica de la XII edición del popular Enterrament de la Sardina de Pòrtol. Frío que habrá condicionado la participación de la gente, que se ha visto muy menguada en relación a ediciones anteriores. Un solo detalle para entenderlo: Los organizadores tenían provisiones para más de setecientas personas y debió de sobrar la mitad del material preparado.

Por lo demás, la misma bulla de siempre, con dos novedades. Una, el recorrido se ha alargado, especialmente a su paso por el carrer Major y otra, el cambio de estilo en la música que ameniza el baile del Cine de Pòrtol, con que se cierra la jornada festiva. La Banda de Música, también en menor concurrencia, abría el paso con sus melodías fúnebres, apropiadas para la ocasión. Desde sa Bassa, donde todos los asistentes pasaron por la casa mortuoria para despedir el duelo, se dirigieron con la Sardina en andas hacia la plaza de Can Flor. Una vez allí la presidenta de la Associació de Persones Majors «Es Turó» procedió a la lectura de la oración fúnebre, en la cual dio gracias a participantes y organizadores.

Al finalizar pidió permiso a la máxima autoridad presente, en este caso el primer teniente de alcalde, José Ramón Bauzá, para proceder a la quema de la Sardina. Bauzá excusó la ausencia del batle, Miquel Bestard, por razones de índole familiar. Los cuatro porteadores dieron las vueltas rituales alrededor de la fogata mientras sonaban las lúgubres notas de una trompeta solitaria. Después de que el simulado cura diese la última bendición a la Sardina la lanzaron a las llamas.

GAM