Durante su larga vida laboral, Riudavets se dedicó a la
fabricación de calzado. Fue siempre una persona tranquila y
sencilla, que mostró su agradecimiento a todos los que le
visitaron, hace apenas tres meses, con motivo de su cumpleaños, en
su domicilio de Es Migjorn Gran, la localidad donde nació en 1889,
donde vivía y donde ha muerto.
Al homenaje por su cumpleaños asistieron la vicepresidenta del
Govern balear, Rosa Estaràs; la presidenta del Consell de Menorca,
Joana Barceló; y los ocho alcaldes de Menorca.
Su caso era único en el mundo, pero en su familia la longevidad
es una constante. Sus hermanos Pere y Josep cuentan nada menos que
con 103 y 97 años respectivamente.
Cuando se le preguntó aquel día por el secreto de tan
extraordinaria longevidad, Joan Riudavets dijo que la clave ha sido
«no fatigar la memoria, vivir tranquilo y hacer felices a los
demás».
Riudavets añadió que a su edad seguía sin conocer lo que es un
dolor de cabeza y lo cierto es que la muerte prácticamente le ha
sorprendido sin más. De hecho, a los 112 años todavía montaba en
bicicleta.
Entre quienes alguna vez le visitaron y departieron con él -le
encantaba charlar y su memoria era prodigiosa-, se encuentran los
Reyes, el presidente del Gobierno, José María Aznar, y el
presidente del Grup Serra, Pere A. Serra, que le entregó en 2002 el
Siurell de Plata de Ultima Hora. Riudavets fue
reconocido el pasado 1 de octubre como el varón más viejo del mundo
por el Libro Guinness de los Récords, tras el fallecimiento del
japonés Yukichi Juganchi, a los 114 años de edad.
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