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O Rajoy o Zapatero. Pero no únicamente eso.
En las elecciones generales del próximo día 14 se deciden más cosas: de una parte la composición del Congreso de los Diputados -la Cámara que realmente elegirá al futuro presidente del Gobierno- y de otra, el número de representantes del Senado o Cámara Alta, la gran desconocida para la mayoría del electorado.

Balears elegirá cinco senadores: uno por Eivissa-Formentera, otro por Menorca y tres por Mallorca.

Diez formaciones políticas presentan candidaturas al Senado por Mallorca. A diferencia de lo que ocurre con el Congreso de los Diputados, la elección para la Cámara Alta es nominal y directa. El electorado recibirá en su casa -o deberá conseguir en su colegio electoral- una papeleta con todas las personas que aspiran al escaño. Por Mallorca se presentan 18. Casi todas las formaciones, salvo Falange Auténtica y la Coalición Republicano-Socialista, presentan a dos.

De confirmarse lo que ha sido habitual desde que se celebraron las primeras elecciones generales en España en 1977, sólo dos de las 10 formaciones que se presentan a estos comicios tienen posibilidad de llegar a la Cámara Alta: PP y PSOE. El PP logró dos escaños por Mallorca hace cuatro años y el PP, uno.

Que todos los partidos que se presentan a las elecciones, el PP incluido, coincidan en la necesidad de reformar el Senado, muestra a las claras que esta Cámara no termina de tener una función precisa.

Nacida en el siglo XIX como una Cámara de los Estamentos (y formada por próceres del reino, arzobispos, terratenientes y «grandes de España»), la vigente Constitución le otorga un papel a medio camino entre «cámara de segunda lectura», subsidiaria del Congreso, y «cámara de las autonomías».

En otros países, el ejemplo más claro es Estados Unidos, el Senado tiene atribuidas funciones similares a las de un tribunal de Justicia y los resultados de sus comisiones de investigación pueden acabar en procesamientos. Además, cualquier persona que tenga que trabajar para la Administración tiene que someterse a un severo interrogatorio. En Alemania, el Senado es verdaderamente la Cámara de las comunidades o landers.

En España, y Balears no es la excepción, se ha utilizado esta Cámara como refugio de políticos «ya amortizados» que pueden culminar allí su carrera política. El PP presenta en esta ocasión a dos políticos que ya lo han sido prácticamente todo: al ex alcalde Joan Fageda y al ex secretario general del PP, ex teniente de alcalde de Urbanismo y, hasta ahora, eurodiputado, Carlos Ripoll. Uno de los candidatos de Progressistes per les Illes Balears es Cecil Buele (PSM), que encabezó la lista al Congreso en las elecciones generales de hace cuatro años.

El PSOE balear cumple a medias esa norma interna no escrita: de un lado presenta a un ex conseller, a Joan Mesquida, pero de otro a un político que un parte del partido, concretamente los socialistas de Palma, quieren promocionar: el médico Joaquín Bellón. Como que, salvo vuelco electoral, únicamente logrará el PSOE un escaño, la duda es saber si Bellón se impondrá a Mesquida o al revés.

En la fotografía que ilustra esta página -realizada en la réplica del teatro romano del Poble Espanyol- aparecen las personas que presentan las cuatro formaciones más votadas en Mallorca. Pero hay más opciones.