Los turistas dejaron de pagar la ecotasa a partir del 1 de octubre.

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M.JUNCOSA/J.MOORE
La asociación de touroperadores y agencias de viajes británicas, ABTA, ha admitido que algunos de sus asociados están repercutiendo entre sus clientes el precio del impuesto turístico balear, la ecotasa, pese a que este tributo fue derogado en octubre y quienes los debían de cobrar como sustitutos del contribuyente (los turistas) eran los empresarios de alojamiento de Balears y en ningún caso los mayoristas.

Según publicó en su edición del pasado 29 de febrero el rotativo británico «The Times», un cliente denunció hace dos semanas ante la patronal ABTA que un touroperador había intentado cargar el coste de la ecotasa en el precio de su paquete turístico con destino a Balears.

La asociación admitió con posterioridad esta situación y anunció que una serie de touroperadores, que no precisó, «seguían cobrando» el impuesto turístico a sus clientes, pese a que la propia patronal impulsó una campaña de comunicación para anunciar a sus asociados la derogación del impuesto turístico el pasado mes de octubre.

La asociación de agencias de viajes mayoristas y minoristas británica ha iniciado una investigación para averiguar si esta circunstancia se debe a un error de las empresas afectadas o bien se trata de «algo más grave», una estafa.

Expulsión
Según publica el periódico «The Times», que cita fuentes oficiales de la patronal británica, ABTA multará con 25.000 libras (unos 6 millones de pesetas) a las empresas que hayan cobrado el impuesto turístico a sus clientes y las expulsará de la organización, siempre que se demuestre que han incurrido en irregularidades de forma consciente y, por tanto, no se trate de un error.

La patronal ABTA ha afirmado en todo caso que quiere ofrecer «el beneficio de la duda» a los touroperadores afectados, aunque anuncia que emprenderá acciones legales contra los mayoristas que persistan en cobrar «una tasa ficticia» a sus clientes.

Por su parte, el conseller d'Economia, Hisenda i Innovació, Lluís Ramis de Ayreflor, expresó ayer su sorpresa ante esta información e informó que el Govern no ha recibido ninguna queja por parte de clientes ni notificación alguna por parte de la patronal ABTA.

El conseller recordó además que ningún touroperador tenía la potestad de cobrar el impuesto turístico a sus clientes sino que debían hacerlo los empresarios de alojamiento en las Islas.

De hecho, la mayoría de grupos turísticos y touroperadores europeos se negaron en su momento a introducir en sus catálogos el sobre coste de la ecotasa en el precio de los paquetes turíticos aunque sí informaron de la aplicación del impuesto entre sus clientes.

El impuesto turístico balear, que gravó con un euro diario de media a los turistas que se alojaron en el Archipiélago entre mayo de 2002 y octubre de 2003 fue la medida estrella del Govern del Pacte de Progrés.

El anterior Govern puso en marcha 80 proyectos a financiar mediante la recaudación del impuesto turístico antes de las elecciones del pasado 25 de mayo. El impuesto turístico generó un volumen de ingresos de unos 33,7 millones de euros en 2002 y la previsión para 2003 se fijó en otros 43 millones.

Al producirse el relevo en el Consolat de la Mar, quedaron en el aire un total de 36 proyectos de la ecotasa en todas las Islas con una inversión global de 14,2 millones de euros.