Melchor Rabassa Salom tiene un objetivo claro: que lo conozcan
por las actividades que organiza y no por el dinero que se gasta en
promocionarlos. El presidente de la Casa de Baleares en La Plata
(Argentina) organiza comidas, cursos, excursiones, charlas y todo
lo que se pueda hacer en un día de 24 horas. La Plata es la capital
administrativa de la Ciudad de Buenos Aires y reúne a todos los que
tienen alguna relación familiar con las Islas, que así pueden
invitar «por solamente 10 pesos» a comer una paella mallorquina,
coca mallorquina con sobrasada o helado con ensaimada, y todo eso
amenizado por el Cuerpo de Bailes Típicos del Centro Balear.
La casa tiene una cocina, en la que se imparten cursos «de la
famosa cocina balear», y un amplio salón de bailes en el que ensaya
una coral; hay reuniones de grupos de jóvenes y clases de lengua
catalana. En el folleto informativo que distribuye desde hace
muchos años refleja sus ideas: «Conocer la gastronomía de una
tierra es conocer parte fundamental de la esencia de un pueblo, y
Balears cuenta con una rica y variada cocina, que se basa en los
productos del tiempo».
Melchor, que lleva muchos años liderando este centro de
reuniones, piensa que la cocina mallorquina tiene una gran
personalidad que permite a los platenses conocer las Islas Baleares
a través de ella y entender cuál es el origen de los platos
típicos. Así es que en una cocina preparada para recibir a quien lo
desee, difunde la idea de que «no hay que ir a Mallorca para
conocer epa amb oli, etumbet, la coca de trempó o el frito
mallorquín y acompañar algunos aperitivos con aceitunas, sobrasada
o queso.
O. Pipkin
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