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Con el último toc de fabio, ya de madrugada, Ciutadella despidió las fiestas de Sant Joan de este año, una locura hecha de calles atiborradas de público, jolgorio, magia y tradición. Las siempre sorprendentes y espectaculares justas y juegos medievales de Es Pla, llenas de encanto y plasticidad, ocuparon los últimos metros de la cinta que todos los ciutadellencs, y también los visitantes, han grabado para siempre en sus retinas.

Atrás quedaron mágicas estampas de negros corceles desfilando, de saludos galantes y gargantas sedientas de fiesta, de emocionantes carreras al galope, de abrazos y gritos enardecidos de los vecinos y de vívido espíritu santjoaner. El jueves de madrugaba terminaba la fiesta a eso de las 6, cuando se despidieron quienes habían participado en la tradicionabeguda, una invitación a la que acudieron el president Jaume Matas y algunos de sus consellers, que se retiraron a eso de las 5,30.

Pero no fueron ellos los únicos mallorquines que se dejaron ver en unas fiestas que cada año tienen más gancho para nuestros paisanos. Allí estaban el diputado Miguel Àngel Martín Soledad con su esposa, Margalida Vilanova, el arquitecto Guillem Reynès, el empresario Vicenç Rotger, el profesor Miquel Dolç, Martí Mora, Maruja García Nicolau, los abogados Santiago Rodríguez y Ramón Pita da Veiga, Rafael Salas (padre e hijo), Sebastià Salom, el alcalde de Manacor Antoni Pastor, José María García Ruiz, Antoni Juaneda, Xesca Pascual y Josep Juan Cardona, entre otros.

C.Marquès