El grupo de 69 hijos y nietos de emigrantes mallorquines, a su llegada a Son Sant Joan. Foto: PERE BOTA/PEDRO PRIETO

TW
0

La emoción del retorno a la tierra ancestral embargó ayer el ánimo de 45 personas mayores de 65 años y 24 jóvenes de edades comprendidas entre los 18 y los 34 años procedentes de Cuba, Argentina, República Dominicana, Uruguay y Venezuela que ayer llegaron al aeropuerto de Son Sant Joan tras un largo viaje. Hijos de emigrantes que en su familia han mantenido vivo el recuerdo de su Mallorca, Menorca o Eivissa-Formentera natal e incluso la lengua vernácula pese a los años transcurridos y la distancia geográfica que les han separado de unos orígenes que nunca han olvidado.

En el acto de bienvenida, a cargo de Mª Rosa Puig, consellera de la Presidència i Esports, y Juan Manuel Gómez, director general de Joventut, quedó patente el sentimiento de «volver a casa» que esta iniciativa ha traído a sus corazones en un viaje que por espacio de diez días les brindará un amplio programa de actividades en Palma (donde visitarán el paseo marítimo y casco antiguo, el Consell Insular, el Ajuntament, el Parlament y el Castell de Bellver), Lluc, Valldemosssa y Sóller, entre otros lugares. Estas excursiones se complementarán hoy con una Nit del Foc en Sant Marçal para el grupo joven y el día 30 con un espectáculo de ball de bot por parte del grupo Aires de Montisión en la finca s'Olivar, donde se ofrecerá una cena al grupo de mayores.

Nada más bajar del avión se puso de manifiesto la ilusión de todos ellos por volver a la tierra de sus antepasados. Entre los que destacó Rosario Sire Nuñez, participante de la Casa Balear de Cuba, de 99 años, y que nunca tuvo la oportunidad de viajar a la Isla. Se da el caso de que algunos han conservado su lengua familiar y nada más entrar en la terminal empezaron a hablar como si tal cosa: «Siempre hablamos en mallorquín, aunque es la primera vez que vengo a Palma. Mi familia era de Muro y se marchó en 1911. Aunque soy de Santa Fe, Argentina, allí lo practico con uno de mis hijos y con mi hermana, es algo que no hemos perdido porque lo llevo muy dentro», asegura con satisfacción Antonio Escala Ramis.

Gabriel Alomar