Con la llegada del verano se prodigan las fiestas al aire libre,
donde la música, la comida, la bebida y, sobre todo, la alegría que
da el buen tiempo son los protagonistas. Ahora que los escolares
disfrutan de vacaciones y que los más mayores gozan del fin de
semana, el momento no puede ser mejor para organizar una verbena
con todos los ingredientes de la diversión. Anoche el escenario era
el Pueblo Español, un recinto cargado de historia y de idílicos
rincones, ideal para un festejo como el que promovió la Asociación
de Artesanos y Comerciantes del lugar. Nada mejor que el ritmo y la
sabrosura de la música caribeña para inspirar un ambiente de
amistad y distensión.
Eso fue lo que pretendían los comerciantes, que a pesar de la
alegría y la diversión circundantes no podían ocultar la
preocupación por el futuro del Pueblo Español. Así lo constató el
vicepresidente de la asociación que los agrupa, Jaime Mora, que se
mostró consternado por la situación que vive el recinto, orientado
hoy hacia la venta y promoción de la artesanía balear. A este
respecto, comentó lo sorprendentes que han sido las noticias que
hablan de la posibilidad de instalar allí tiendas de marcas
internacionales de lujo.
Pese a los problemas que acucian al Pueblo Español, ayer era una
noche de fiesta y como tal el protagonismo se lo llevó la calidez
de las temperaturas nocturnas, la alegría de la música
latinoamericana y, sencillamente, las ganas de pasarlo bien de
cuantos acudieron al lugar. «Es una fiesta -dijo Mora-, que se
celebra desde hace años, pero esta vez teníamos más ganas que
nunca, para demostrar que estamos aquí y que la artesanía balear
sigue estando viva». «Tenemos que volver a ser lo que éramos,
recuperar nuestra viveza», añadió el vicepresidente de la
entidad.
A.M.
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