El primer ministro jordano, Faisal Al Fayez, llegó anoche a Palma en una visita privada de pocos días. Foto: MIQUEL ÀNGEL CAÑELLAS

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El primer ministro jordano, Faisal Al Fayez, aterrizó anoche en el aeropuerto de Son Sant Joan en una visita privada de la que la Embajada de Jordania en España no ha concretado su duración, aunque este periódico ha podido saber que el primer ministro jordano regresará hoy mismo a su país. Las mismas fuentes indican que Faisal Al Fayez podría aprovechar su estancia en Mallorca para ultimar los detalles de una próxima visita de la familia real jordana a Mallorca, la cual ya pasó un periodo de vacaciones en la Isla durante el año pasado, dado que su estancia puede ser calificada de relámpago. Al Fayez aterrizó en el aeropuerto de Palma acompañado de una decena de personas. Un coche de la Guardia Civil escoltó a las dos furgonetas de una conocida empresa de autocares de Palma que le sacaron directamente de la pista hasta la salida del aeropuerto.

Cabe recordar que durante el verano pasado, concretamente el 2 de julio, aterrizó en la base aérea de Son Sant Joan el jumbo de la casa real jordana, en el que viajaban el rey Abdalá ibn el Husayh, Abdalá II, y su esposa Rania, acompañados de sus hijos Hussein, Imán y Salem. La familia real jordana llegaba a Mallorca a descansar acompañada por un séquito de casi un centenar de personas, 23 coches de lujo, tres autocares para el personal, dos camiones de mudanzas para transportar el equipaje, además de un amplio despliegue militar y del cuerpo de la Guardia Civil española. El trayecto desde la base militar de Son Sant Joan hasta el yate de Puerto Portals fue impresionante. Amarrado en el mismo pantalán en el que estaba la embarcación de la familia real había otro para el servicio.

Abdalá, hijo de Hussein de Jordania y de una de sus esposas, la británica Toni Gardiner, subió al trono a poco de fallecer su padre, en 1999, cuando contaba con 38 años de edad. Seis años antes, el 10 de junio, se había casado con la bella palestina Rania Yasín. Los reyes de Jordania y sus hijos aprovecharon su vista a Mallorca para ir de compras, navegar y disfrutar de diferentes deportes acuáticos. También degustaron la cocina balear en diferentes restaurantes de alta categoría de la Isla, aunque acompañados siempre de un gran séquito y numeroso personal de seguridad.