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Quién sabe como escribiría Josep Maria Aguiló en su Pleno al 15 la crónica de la presentación de su primer libro, «Crónicas Tristes de la Ciudad de Palma», ayer en el Centre Cultural Pelaires. Lo que parece claro es que la palabra soledad tendrá que quedar fuera del artículo. Consiguió llenar.

La actual alcaldesa Catalina Cirer, el alcalde anterior Joan Fageda, ediles de todas las ideologías (Eberhard Grosske, Antoni Roig, José Maria Rodríguez, Santiago Morey, por citar algunos), familiares, amigos -la práctica totalidad de periodistas de esta casa- se dieron cita anoche para acompañarle a la hora de cumplir el sueño que tienen muchos periodistas: dar el salto de la página de un diario a las páginas de un libro. Con el salto, sus crónicas no pierden, sino todo lo contrario.

En toda presentación debe haber uno o dos maestros de ceremonias. Ayer cumplieron en ese papel otros dos periodistas de esta Casa: Miquel Segura -autor del prólogo- y Sebastià Bennàssar.

El triunfador de la noche fue, sin embargo, Aguiló, quien, (quizá sin proponérselo), aportó al día a día de la vida política un nuevo término: el «centrista psicológico».

Josep Maria Aguiló se definió a sí mismo como «centrista psicológico», alguien que, aclaró, «por no discutir da siempre la razón a todos» porque todos tienen una parte de razón. Explicó que, como periodista, lo pasa fatal ya que muchas veces, a la hora de dar con un titular, hay que defininirse o tomar partido.