En Ciutat Jardí iniciamos el recorrido turístico por el litoral
de Mallorca a lo largo de treinta zonas de ambiente diurno y
nocturno que aparecerán a diario durante los meses de julio y
agosto. Esta población cercana a Palma constituye así el punto de
salida de una serie destinada a acercar al lector la realidad de
nuestra primera industria en un recorrido veraniego contrastado por
la actividad que ofrece según el momento del día.
Ciutat Jardí nos ha recibido este año en plena transformación
urbana. Un nuevo paseo marítimo peatonal más amplio destinado a
unir el vecino Molinar con Cala Gamba constituye el eje vertebral
del tránsito playero entre la orilla y la zona de ocio y
residencial. Un área de 52.000 metros cuadrados que desde su
creación, allá por los años 20, apenas ocupaban unos chalets con
jardín junto al emblemático hotel Ciutat Jardí, auténtica joya
arquitectónica de la Belle Epoque donde se puede imaginar, en sus
interiores y contemplando su fachada llena de fantasía oriental, el
ambiente de entonces. Sus alrededores, durante décadas apenas
poblados, se ven ocupados ahora por una nueva urbanización
constituida por bloques de viviendas de lujo cuyos nombres se
inspiran en célebres transatlánticos.
Llegados a la playa de 450 metros de largo por unos 40 de ancho,
observamos una agradable tranquilidad excepto por la abundancia de
coches, sólo rota los fines de semana, ante un mar que a nuestra
vista asemeja una balsa de aceite ante un sol radiante. La escasa
pendiente que describe aquí la costa anima a algunos a adentrarse
caminando mar adentro, mientras los niños chapotean en la orilla en
un ambiente genuinamente familiar. Una escena actual pero no tan
distinta, excepto por la indumentaria, de la que debió ofrecer este
mismo lugar en su primera época cuando se levantó la característica
pérgola hoy desaparecida junto a los primeros chiringuitos, un
umbráculo y las entrañables casetas de baño, de las que sólo resta
el recuerdo de sus más veteranos residentes.
El nombre original de Ciudad Jardín coincidió en el tiempo con
los movimientos culturales y urbanísticos vigentes en Europa
durante aquella época de entreguerras, pero en nuestro caso poco
tenía que ver salvo en cierta concepción de predominio de la zona
verde. Un elemento que hoy día representa el cercano parque
municipal del antiguo fuerte de Torre d'en Pau.
Gabriel Alomar
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