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No es la primera vez que el ministro de Defensa, Bono, viene con su familia a Mallorca, aunque sí la primera que veranea en Formentor donde, casi al lado del bar de la primera planta, ha instalado su oficina -una mesa y una silla- desde la que despacha cada mañana los asuntos más urgentes y puntuales, aprovechando que allí apenas hay nadie y se puede concentrar.
«Aquí vengo a descansar básicamente, pero tampoco puedo descansar cortando absolutamente con todo, ya que eso no me produce sosiego sino intranquilidad. Básicamente descanso, pero también atiendo los asuntos del despacho una o dos horas cada mañana. Depende».
Bono se acuerda de que en una de las veces que visitó Mallorca estuvo con su paisana Sara Montiel. «Aún vivía Pepe Tous y recuerdo que nos invitó a su piso».
El ministro intentará no quedarse encerrado todo el día en el hotel, «sino que pensamos salir a dar vueltas, a conocer algo menor la Isla y a visitar a otros amigos que tenemos aquí, y que nos han invitado. Así que una noche iré a cenar con mis compañeros de partido y otro con Francisco Antich. Será la próxima semana».
Aunque no navega, de Mallorca reconoce que «nos atrae el mar. Soy manchego, de tierra adentro, por tanto poco acostumbrado a navegar, de ahí que cada vez que subo a un barco me tomo una biodramina y de ese modo lo paso mejor. Un paseo en barco es siempre muy agradable, y la sensación desde él es muy distinta a la que tienes desde la costa». Bono confiesa que no asistirá a la Copa del Rey, por tanto, no le busquemos a bordo de algún barco en la línea de salida, o en los pantalanes, en la salida o en la llegada. «No acabo de entender cómo los que llegan los primeros a veces no son los que se llevan los premios, aparte de que desconozco totalmente la técnica que se desarrolla en las regatas». De la gastronomía mallorquina, Bono guarda excelentes recuerdos, «sobre todo de la rica caldereta de langosta que nos tomamos anteanoche en Pollença, a poco de llegar a la Isla».
A Bono tampoco le busquen haciendo footing por las mañanas, ni practicando pádel, pero sí senderismo. «Voy a ver si aquí tengo ocasión de practicarlo».
El cambio de presidente de Castilla-La Mancha a ministro de Zapatero no le ha supuesto ningún trauma familiar por aquello de que a lo mejor este cargo le sustrae más tiempo de casa, «ya que jamás viviré con tanta intensidad política como viví siendo presidente de Castilla-La Mancha. Porque políticamente, esos años los he vivido a tope, y ahora vivo con la misma intensidad esta nueva responsabilidad».
Bono, que es antiguo alumno de los jesuitas, «tanto como alumno de bachillerato como de carrera, pues soy licencido por la Universidad de Deusto dice orgulloso -, por lo que me puedo considerar en gran manera amigo de la Compañía de Jesús», estuvo hace unos meses en Palma, en Montesión, de incógnito, para asistir a las bodas de oro sacerdotales de un profesor suyo, el Padre Cortés, «con el que me une una buena amistad».