Las velas de la nostalgia llenaron ayer de belleza y nivel de
competición las aguas de la bahía de Palma, al iniciarse la primera
regata del XX Trofeo Almirante Conde de Barcelona. El momento de la
salida, como siempre, estuvo acompañado por el frenesí de las
tripulaciones preparando el izado de las velas, atentos a la señal
de salida tras la escollera. Un acontecimiento náutico-deportivo
que este año ha contado con la presentación de la barca de vela
latina mallorquina Balear y la yola Giraldilla, tras una meticulosa
restauración. Ambas amarran junto aGiralda en pleno centro
devillage frente al busto de don Juan.
Un lugar especialmente animado a la hora de comer o de cenar,
con el incentivo de la presencia gastronómica de la Casa de
Castilla y León, que ha ampliado su presencia en esta edición y
ofrece en amplias terrazas con sombrillas que protegen del sol
aperitivos y menús elaborados con productos de calidad acompañados
de vinos con denominación de origen. El centro de recepción de
visitantes y regatistas, rodeado de un ambiente festivo y lúdico,
cuenta asimismo con la jaima del Consell de Mallorca dedicada a los
productos artesanales de la isla, a cargo de la Escola Taller
especializada en torn i fusta.
La oferta incluye también una tienda galería de arte, con
diversas obras de pintura contemporánea. Un conjunto de
instalaciones concurridas día y noche al compás de las entradas y
salidas de las embarcaciones de época durante estas jornadas llenas
de nostalgia y espíritu deportivo.
Una regata de excepción que confiere prestigio y tradición a la
bahía, un marco lleno de historia marítima desde la Escola
Cartogràfica a las generaciones de mestres d'aixa que crearon la
gran flota de vela comercial del siglo XIX.
Gabriel Alomar
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