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Dicen que en la noche del pasado martes día 17, en Casa Manolo de ses Salines, antigua Bodega Barahona «El Bodegón», con el restaurante lleno y tan sólo una mesa vacía, había reservada una mesa para seis personas para las 22.30 horas, a nombre de un tal Gutiérrez. En eso llegó Carlos March y unos invitados, a quienes Manolo, el propietario de tan conocido establecimiento, les «colocó» en tan afortunado hueco. Veinte minutos después llegaron los tal Gutiérrez, que resultaron ser don Felipe y doña Letizia. Según continúa el rumor, a Manolo Barahona casi le da algo. Los príncipes de Asturias quisieron mantener el anonimato y por eso reservaron con otro nombre. Mientras se quedaba una mesa disponible para los herederos de la Corona, Felipe y Letizia tomaron una picada y unas cañas en la barra. Pero, puestos en contacto con Manolo Barahona para contrastar dicho rumor, nos confesó que «nada de eso», que los príncipes de Asturias llegaron y como no había mesa libre para cenar prefirieron esperar en la barra. Una pareja, buenos clientes de Manolo, se percataron de tan delicado momento y pidieron la cuenta a falta del postre para que don Felipe y doña Letizia pudieran cenar, siendo correspondidos con un saludo. Desde aquella noche la mesa y las dos sillas han quedado reservadas para que siempre que vengan tengan su rincón «real». Nadie más que ellos se sentará allí. Sobre la mesa está la comanda de lo que tomaron esa noche: almejas coquinas, gambas a la plancha, mejillones de roca de Menorca, mero a la plancha y calamares de potera brut, troceado y limpiado en la mesa. De postre tomaron un variado de tartas de las que hace Pepita, la hermana de Manolo.

Tanto el Príncipe como la Princesa de Asturias parecieron disfrutar de la velada en un entorno agradable, acogedor y muy familiar. El restaurante es frecuentado por muchos rostros conocidos, en sus paredes cuelgan fotos y recuerdos de clientes como Florentino Pérez, Marta Sánchez, Miguel Bosé, Diego Tristán, etc, además de personalidades y presidentes del Gobierno, como Jaume Matas, quienes disfrutan de las tapas y el pescado y marisco fresco. Quizás el secreto de Casa Manolo, además de la buena cocina, es su gente.

Julián Aguirre