Un obrero tiene que preocuparse, además de hacer su trabajo, de
cumplir las medidas de prevención de riesgos laborales que dispone
la ley.
Estas medidas se dividen en tres bloques, las de protección
individual, las de protección colectiva y las normas de seguridad;
dentro de estos grupos encontramos las disposiciones de usar casco,
gafas protectoras y guantes de goma, utilizar auriculares para el
ruido o colocar las redes de protección. En verano las medidas no
varían, ya que la exposición a la luz solar se intenta combatirla
desde la organización, para así pasar las menos horas posibles al
sol.
Según la arquitecta técnica encargada de la prevención de
riesgos laborales de la constructora Llabrés Feliu, Margalida
Arbona, estas medidas son muy importantes para el buen desarrollo
del trabajo. «Aunque la situación en Balears podría mejorarse,
debemos mirar atrás y recordar que hace unos cuatro años era peor y
lo que importa es que la evolución se ha notado», afirma.
Por su parte, los obreros también están muy concienciados, según
Indalecio Bayón, que ha vivido en los últimos 20 años cómo su
empresa incorporaba estas medidas. «Todo lo que pueda evitar un
riesgo es necesario», afirma.
El obrero Enrique Sánchez, de 31 años, reconoce que no todos los
accidentes pueden prevenirse, ya que incidentes como clavarse un
clavo o darse un golpe contra una tabla de madera son «cosas del
trabajo». En cambio -explica-, «los accidentes graves sí pueden
prevenirse si se tienen en cuenta las medidas de prevención».
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