Toni, Arnau, Alberto y Jesús. Todos prefieren la playa al cole.

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Se acabó lo bueno. Atrás quedan tres largos meses de vacaciones de verano, a las que los chavales de Mallorca acaban de decir adiós. Aunque es un momento que se repite cada año por estas fechas, siempre implica un pequeño drama: hay que despedirse de la casa de verano, de los amigos de las vacaciones, de«dolce fare niente» y decir hola a la rutina, los madrugones y las mochilas. Hemos querido saber cómo han aprovechado los pequeños estos últimos días y parece que la mayoría dejan de ir a la playa o a la piscina para preparar su vuelta a lo que menos les gusta: el colegio. El verano es la estación más esperada por los niños. Y no es para menos. No tienen que levantarse a las siete de la mañana, ni comer en el comedor del colegio ni hacer deberes cada día. Durante las vacaciones tienen todo el día para jugar o para ir a la playa, que es lo que más les gusta a ellos. El mal humor apareció hace días con la compra de los libros, los zapatos, la ropa y los accesorios necesarios para el material escolar. Era el primer indicio del cambio de temporada.

Francisco Cristian, de 11 años, sí tenía ganas de volver al cole porque echaba de menos a sus compañeros, aunque ha aprovechado a tope las vacaciones jugando con sus primas, a las que a partir de hoy verá sólo de vez en cuando. Eso sí, seguirá yendo a montar a caballo y en bicicleta. A Yohara, de 11 años, le apetecía empezar el cole «sí y no». Durante el verano ha ido al cine y ha jugado con sus primos y hermanos. Minerva, de 9 años, no quería ir al cole porque lo que más le gusta es jugar con sus hermanos y eso es lo que ha hecho este verano, aunque «en la escuela también jugaré mucho con mis amigas». Pocos son los casos en los que los niños echan de menos a los profesores o el estudiar. Lo que más les gusta a todos del nuevo curso es el reencuentro con los compañeros. Jesús Infiesta, de 12 años, no quería terminar las vacaciones porque eso implica dejar de hacer lo que más le gusta: ir a la playa y estar con los amigos, actividades que dentro de nada serán sustituidas por otras menos placenteras.

Las hermanas Samanta y Natalí, de 9 y 11 años respectivamente, han acudido al parque de al lado de su casa a jugar, una costumbre que ha endulzado los largos días vacacionales del verano. Pero no sólo los más pequeños reaccionan con cierto pesar al final de la buena vida, pues los que ya llevan años pasando por el mismo ritual cada fin de verano tampoco tienen demasiadas ganas de empezar. Es el caso de las amigas Sofía y Soraya, que van a empezar este año segundo curso de ESO y lo que han hecho antes de regresar al instituto es salir con las amigas y disfrutar de alguna que otra visita a un divertido parque acuático.

Jéssica Hernández