Está claro que el Partido Popular afrontará en el próximo mes de
octubre su XV Congreso Nacional como un período de cambios
necesarios para adaptar su realidad al nuevo papel que le ha tocado
en las urnas: el de oposición. Sin duda un papel inesperado después
de dos legislaturas consecutivas y una mayoría absoluta sin
discusión. Ahora, tras unos meses de adaptación, el PP tiene que
buscar su espacio con la particularidad de haber cambiado de
liderazgo con la designación de Mariano Rajoy como presidente del
partido tras ser elegido por José María Aznar como sucesor.
Pese a ello, los conservadores siguen sin lograr dar la imagen
de bloque que antaño conseguía José María Aznar con su estrategia
de «todos a una». El ex presidente del Gobierno, que anunció su
determinación de abandonar la política activa de primera línea,
parece haber dado marcha atrás para incorporarse a la ejecutiva del
partido en calidad de presidente de honor. Este retorno plantea
muchos interrogantes: ¿Qué papel querrá jugar Aznar en la nueva
directiva del PP? ¿Tendrá Rajoy las manos libres? ¿Seguirá mandando
Aznar?
Así las cosas, el principal referente de la derecha española se
enfrenta a cuatro años en la oposición con la asignatura pendiente
de modelar a Rajoy como líder absoluto del equipo, cosa que cada
día parece más difícil con la irrupción de Aznar. Hay quien
cuestiona incluso la posibilidad de que en 2008 el delfín repita
como candidato a La Moncloa tras el fiasco del 14-M.
No lo tiene fácil el líder popular, por cuanto ya ha demostrado
que su línea no es exactamente un calco de la de su antecesor y de
ahí que en un momento dado puedan generarse divergencias en la
postura del presidente de hecho y del presidente de honor. El PP,
en su próximo congreso, deberá reflexionar y elegir entre el
continuismo o una apuesta de futuro más abierta a las inquietudes
de la sociedad española de hoy.
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