El Régimen Especial Balears (REB) volverá a convertirse en el
principal instrumento para la reivindicación de las Islas ante el
Gobierno central -como ya sucedió años atrás, durante los gobiernos
de Felipe González- y, además, se adaptará a la Constitución
Europea. Esa es la primera conclusión del debate que ayer se inició
en el Parlament y que se prolongará hasta mañana. Durante la
primera jornada del debate sobre el estado de la Comunidad, el
president Jaume Matas anunció el envío al Parlament de un nuevo
proyecto de ley de Régimen Especial -que dará continuidad al que se
aprobó en Balears hace ocho años, cuando el PSOE gobernaba en
Madrid y que fue «recortado» por el propio PP cuando este partido
llegó al Gobierno- para el que se comprometió a abrir una ronda de
reuniones con los agentes sociales y económicos de Balears. Jaume
Matas añadió, además, que la próxima reforma del Estatut incluirá
cuestiones específicas a la insularidad -a la que definió como el
auténtico «hecho diferencial» de Balears- que permitirán a la
comunidad autónoma corregir sus dificultades «históricas».
Hoy le llegará el turno a los grupos de la oposición que ayer ya
anticiparon algunas opiniones. El plato fuerte vendrá con el «cara
a cara» entre el president y la portavoz socialista, Francina
Armengol. Jaume Matas se presentó al Parlament con un discurso
largo, de casi dos horas de duración, y en el que pasó revista a
diversas cuestiones. Fue un discurso prolijo en cifras y datos y
estructurado en tres frentes: de un lado la crítica al Pacte, de
otro la autofelitación por los logros de su Govern y de otro,
advertencias claras al Gobierno central, previsible anuncio de
futuras confrontaciones. Matas aludió a algunos temas espinosos, a
los que han creado mayor confrontación (la lengua, por ejemplo)
pero no lo hizo con interés de rectificar, sino con voluntad de
autoafirmarse. Algunas referencias fueron polémicas y hoy darán
lugar a réplicas (como cuando advirtió que impediría «cualquier
intento de ikastolar nuestras escuelas») y otras resonaron como
mensajes director al Gobierno estatal.
Así, se quejó de que «ya se han disparado todas las alarmas de
forma inquietante» por la falta de dinero para temas que son
importantes para Balears, como el «olvido» del aumento de los
descuentos aéreos en el proyecto de Presupuestos, la falta de
financiación para carreteras o la disminución de las inversiones en
Medio Ambiente. El president, que fue ministro de Medio Ambiente
con Aznar, se preguntó si no será que las desalinizadoras que el
Gobierno anterior había previsto para Balears irán a las
comunidades autónomas afectadas por la suspensión del trasvase del
Ebro. «No lo entenderíamos», dijo. «Esto se ha acabado», señaló en
otro momento cuando aludió a «la «ignominia, extraño auto odio y
perjuicios deliberados» que han caracterizado la historia reciente
de Baleares en materia de infraestructuras», situación contra la
que el PP planteó un programa electoral que tuvo un respaldo
mayoritario y que se está materializando en la acción de gobierno
mediante uno de los cambios más notables de la legislatura.
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