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El primer día sin humo en el Parlament transcurrió con total normalidad, con bastante desinformación y con muchos ceniceros aún sobre las mesas. Aunque faltaba colocar los carteles que avisan dónde están los espacios sin humo -es decir, prácticamente todas las salas de la Cámara balear menos tres- los funcionarios dieron ejemplo y la mayoría de ellos salió a la calle para fumarse un pitillo. No obstante, la prohibición pudo incumplirse en algunos despachos de grupos parlamentarios.

La contundencia de Pere Rotger en prohibir el tabaco en el Parlament obligó en pocas horas a improvisar las señales que indican a los funcionarios, políticos y periodistas que ya no puede fumarse en la Cámara Alta. «Espai sense fum», rezan los carteles que indicarán dónde no está prohibido fumar. De hecho, ayer sólo tenían en el Parlament los modelos de los carteles que serán colocados a partir de la próxima semana en todas las salas de la sede parlamentaria. Sin embargo, los funcionarios, periodistas y políticos tenían muy asumido que ayer ya no se podía fumar en los edificios parlamentarios y muchos apagaban sus cigarros antes de superar el umbral de la sede de la Cámara balear. En cambio, todos los ceniceros están distribuidos en salas como si la medida aprobada el miércoles no estuviera en vigor.

La norma aprobada el miércoles por la Mesa del Parlament, y que fue anticipada por Ultima Hora, prevé que la sala amarilla del Parlament pueda servir los días de pleno para que se reúnan los diputados que consumen tabaco. El resto de días, en el edificio principal de la Cámara autonómica estará prohibido fumar. En cambio, en la nueva sede, donde están los despachos de grupos y funcionarios, se creará una habitación en la tercera planta para poder fumar, y otra en la planta baja. En las dos puertas situadas en la calle Palau Reial se ubicarán grandes ceniceros grandes para todos aquéllos que salgan fuera para consumir tabaco puedan apagar sus cigarros.