TW
0

La segunda visita del super trasatlántico Queen Mary 2 a Palma suscitó de nuevo particular expectación, sobre todo entre los residentes extranjeros y turistas que acudieron en masa al puerto, donde se encontraron con la imposibilidad de acercarse al muelle de atraque del coloso, ante las draconianas medidas de seguridad impuestas por la nueva normativa internacional. Esta situación, además, provocó una saturación de todas las áreas de aparcamiento fuera del recinto vallado y sus consiguientes atascos.

Adelantándose dos horas al horario previsto, la enorme mole de 148.000 toneladas del buque almirante de Cunard Line con 2.620 pasajeros se encontraba ya en la bocana a las diez de la mañana, en el transcurso de un crucero con escalas en Marsella, Málaga, Lisboa y Atenas, atracando una hora más tarde al quedar libre el muelle de Poniente Sur, donde amarró su casco de 345 metros de eslora por 41 de manga con una superestructura de 14 cubiertas.

Las maniobras de llegada y de salida sin necesidad de remolcadores gracias a sus propulsores con rotación de 360 grados, pudieron ser presenciadas desde el espaldón peatonal del dique del Oeste, muchos de cuyos visitantes emprendieron la caminata hasta la baliza ubicada en su extremo, tras recorrer los 1,6 kilómetros que separan este punto del arranque de la escalera.

Y es que la presencia del nuevo trasatlántico británico, obra maestra de los astilleros franceses Chantiers de l'Atlantique de Saint Nazaire, financiada por el grupo norteamericano Carnival con 800 millones de euros, despierta especial interés en cualquier puerto del mundo. Heredero de una larga tradición que se remonta a 1840 cuando Samuel Cunard fundó la compañía, es el único y último paquebote de pasajeros que mantiene el legendario servicio regular a través del Atlántico Norte, entre los puertos de Southampton y Nueva York. Es el descendiente directo, por tanto, de trasatlánticos míticos como eMauretania de 1907, eTitanicde 1912, eQueen Mary de 1936, eQueen Elizabeth de 1940 y eQueen Elizabeth 2 de 1969. Al igual que sus predecesores, puede superar los treinta nudos de velocidad gracias a sus turbinas de gas Rolls Royce, que generan 162.000 caballos de potencia. que le permiten unir Europa y América en cinco días, aunque invierte seis a efectos de ahorro de combustible. Y es que ahora, al contrario de antaño, en tiempos del célebre trofeo de la Cinta Azul, la rapidez en la travesía ya no tiene tanta importancia, ya que el buque constituye un destino turístico en sí mismo.

Gabriel Alomar
Fotos: G.A./T.Ayuga