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M. GONZALEZ
Las frutas y sus innumerables beneficios fue el contenido de la conferencia que, bajo el título «La frutoterapia, nutrición y salud», pronunció ayer Albert Ronald Morales, invitado por eClub Última Hora.

El conocido investigador y conferenciante colombiano, además de escritor -su último libro es «Frutoterapia y belleza»-, comenzó explicando al público que abarrotó el Teatre Municipal que la frutoterapia, inventada por él mismo, es una técnica terapéutica nacida hace 35 años, que se apoya en tres pilares, la botánica, la biología y la química. «Nuestro primer paso fue realizar un inventario de las frutas, y en 1970 catalogamos 5.000 especies y 200.000 variedades, sin contar las frutas clonadas, hibridadas o transgénicas». «A continuación nos metimos en el laboratorio a investigar las sustancias y principios activos de cada fruta para luego diseñar los tratamientos de esta terapia, que sólo requiere comerlas», dijo.

La pasión de Albert Morales por la fruta o «el oro de los mil colores», como le gusta denominarlas, es evidente y durante más de una hora repasó las principales propiedades de algunas de ellas.

Incluso, para deleite de los asistentes, compartió algunas fórmulas o recetas, como la que permite a la mandarina limpiar el cuerpo de tres metales que suelen estar presentes en el cuerpo por factores como la contaminación, los empastes o los tintes de pelo y que son el plomo, el cadmio y el mercurio. «Para limpiarnos y lograr un verdadero escudo frente a los virus -detalló- se deben quitar las pipas a tres mandarinas pequeñas y batirlas junto a un zumo de mandarinas exprimidas, la papilla que sale se toma durante tres días seguidos, media hora antes del desayuno».

Esta fruta mereció grandes elogios por parte de este experto autodidacta, al igual que el limón, «la fruta de los mil usos», la naranja o el pomelo, «en cuya semilla hemos encontrado un antibiótico capaz de combatir infecciones de garganta o de piel». En cambio, previno ante las semillas del limón, naranja, mandarina o manzana «pues contienen ácido cianídrico y es mejor no comerlas».

Entre las frutas que más asombro han causado en el conferenciante, reconoció, está la uva negra, «que puede ayudar a curar más de 200 enfermedades, entre ellas el cáncer», y el tomate, «la fuente más rica de licopeno, una sustancia que funciona casi como una quimioterapia también en casos de cáncer». En ambos casos aconsejó quitar las semillas y la piel «pues de esta forma se pueden tomar en cualquier cantidad».

Morales profundizó en algunas frutas a las que consideró «de denominación» y que son la pera, «la fruta del hombre», el higo, «la fruta de la mujer», y la granadilla, «la fruta de los niños». La pera, comentó, «contiene una sustancia capaz de desinflamar la próstata» y el higo «contiene fitoestrógenos, con lo que eso ayuda en las mujeres a partir de los treinta años cuando empieza a bajar la producción de esta hormona y, más aún, cuando llega la menopausia». Sus beneficios, añadió, «son excelentes, para diluir quistes y en casos de depresión». Un último milagro del higo que recordó «es su capacidad de ayudar en los partos. Ya en la antigüedad -y aún hoy día en Colombia- las mujeres se daban baños de hojas de higo o tomaban infusiones para dilatar mejor y tener menos dolores».

Curiosamente, las bondades del higo para las mujeres pueden convertirse en maldades para los hombres, «pues puede provocar caída del cabello e, incluso, impotencia, aunque sólo tomado en abundancia, claro».

La fruta pediátrica, la granadilla -también conocida como «la fruta de los periodistas, por ser muy buena para las úlceras o gastritis»-, «tiene proteínas similares a las de la carne o el pescado, más vitamina C que la naranja y una sustancia que estimula el timo, la glándula que regula el crecimiento; además de una enzima digestiva que ayuda al estreñimiento y cólicos de los niños», exaltó.

Al referirse a su investigación actual, confesó su entusiasmo por haber «encontrado una esperanza a la curación del sida a través del triconsanto quinoalowi (una variedad del pepino), que contiene una enzima, la tricosantina, con la que en tubos de ensayo hemos logrado controlar el sida».

Un aspecto que suscitó la curiosidad del público fue cómo deben comerse las frutas, algo que Morales esquematizó de la siguiente manera: «siempre antes de las comidas. Las ácidas o semiácidas -naranjas, limones, pomelos o fresas, por ejemplo- por las mañanas; las neutras -castañas, avellanas, aguacate o coco- a mediodía, y las dulces -manzanas, peras, papayas o melocotones, menos el plátano- por las noches».