Palma rindió ayer un nuevo homenaje arei en Jaume, en la primera
jornada de la tradicional Festa de l'Estendard, afortunadamente
vivida sin la tensión ni los graves incidentes que tuvieron lugar
en 2001, 2002 y 2003. El fuerte dispositivo policial de este año
contribuyó a que la ofrenda floral transcurriese con
normalidad.
La Festa de l'Estendard tendrá su continuidad a lo largo de la
mañana de hoy en la Plaça de Cort, a partir de las 10.15 horas, con
la colocación del Estendard Reial en la misma plaza, y concluirá
con la entrega de las medallas de oro de la ciudad a Carlos Moyà, a
la Societat Arqueològica Lul.liana, al político socialista Gabriel
Juan y -a título póstumo- al alcalde de Palma entre 1976 y 1979,
Paulí Buchens. Cabe recordar que a lo largo de dos jornadas, el 30
y el 31 de diciembre de cada año, la llamada Festa de l'Estendard
conmemora la toma de Palma por parte del rey Jaume I y sus tropas
el 31 de diciembre de 1229. La celebración de este acontecimiento
histórico se remonta a principios del siglo XIV. Desde entonces se
ha venido celebrando con regularidad. Su formato actual, con la
ofrenda floral y el posterior acto en la Plaça de Cort, data del
pasado siglo XX.
Por lo que respecta a los distintos actos celebrados ayer, una
vez más el más concurrido fue la tradicional ofrenda floral al
monumento de Jaume I, en la Plaça d'Espanya, llevada a cabo por
cerca de setenta entidades ciudadanas, partidos políticos e
instituciones de la Isla, en un acto que transcurrió sin incidentes
dignos de mención, excepto en su tramo final.
Tanto la Policia Local como el Cuerpo Nacional de Policía
establecieron un fuerte dispositivo de seguridad y numerosos
agentes se situaron en las inmediaciones de la Plaça d'Espanya. El
acto reunió a unas 500 personas aproximadamente.
La celebración empezó en el salón de plenos del Ajuntament de
Palma, en donde la escritora Carme Riera leyó el tradicional
pregón. La alcaldesa de Palma, la popular Catalina Cirer, regaló a
Riera el libro «Las raíces de Palma», de Carlos García Delgado. Al
acto asistieron concejales de todos los partidos con representación
en el Consistorio, PP, PSOE, EU-EV y PSM-EN. El salón de plenos de
Cort se encontraba lleno de gente.
Celebración
A continuación, los concejales de los distintos grupos municipales,
con la excepción de los de EU-EV, se desplazaron hasta la iglesia
de Sant Miquel, aunque, a diferencia de otros años, no lo hicieron
en corporación. Una vez acabada la misa, los concejales de Cort
entraron en la iglesia a través de la sacristía. Todos los
presentes en el templo cantaron, como es tradición, la salve a la
Mare de Déu de la Salut, patrona de la ciudad. Además de los
concejales, asistieron también al acto el presidente del Parlament,
Pere Rotger, y el conseller de Educació i Cultura del Govern,
Francesc Fiol.
Posteriormente, los representantes del Consistorio se
desplazaron a pie, esta vez sí en corporación, desde la iglesia
hasta la Plaça d'Espanya, atravesando la calle Sant Miquel y la
Plaça de la Porta Pintada. La comitiva estaba encabezada por los
Tamborers de la Sala y presidida por Cirer.
Una vez ya en la Plaça d'Espanya, los miembros del Ajuntament de
Palma y de otras instituciones que acudieron también al acto
subieron a la tribuna habilitada para los representantes de las
distintas Administraciones. Se sumaron al acto el conseller de
Interior i Funció Pública, José María Rodríguez, así como los
diputados autonómicos socialistas Celestí Alomar y Francina
Armengol, y el delegado del Gobierno en Balears, Ramón Socías,
entre otros. Previamente, la Banda de Música Municipal había
ofrecido un concierto en la citada plaza.
Mientras las distintas entidades iban dejando flores a los pies
del monumento de Jaume I se produjeron los únicos momentos de
tensión vividos ayer. En concreto, un grupo de unas cincuenta
personas de ideología independentista empezaron a gritar diversas
consignas, entre ellas, «A mí ningú no m'enganya, Mallorca no és
Espanya», «Independència», «Visca Mallorca lliure», «Canya contra
Espanya», «Matas c..., autovia no», «Salvem La Real», «Espanyol el
que no boti», «Vosaltres feixistes sou els terroristes» o «Visca
Terra Lliure». Los gritos volvieron a repetirse cuando Cirer y el
equipo de gobierno municipal abandonaron la plaza. No obstante, el
cordon policial dispuesto en la zona evitó que los incidentes
pasasen a mayores.
A continuación tuvo lugar la revetla popular prevista.
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