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Años atrás el descuento aéreo para residentes se incrementó del 25 al 33% y prácticamente nadie se enteró de los trámites necesarios para conseguirlo. No hubo entonces ninguna guerra política y ningún ciudadano tuvo que realizar gestión alguna para beneficiarse de ese aumento del descuento.

Ahora, en cambio, se está produciendo una situación un poco anómala. El PSOE recogía en su programa electoral que el descuento se incrementara hasta el 50 por ciento. Una vez que fue investido José Luis Rodríguez Zapatero, sin que faltaran las primeras tensiones entra Balears y Madrid, dijo que éste se aplicaría de forma gradual. Así, en 2005 debía pasar del 33 al 38 por ciento. Pero, tal vez por inexperiencia, tal vez por bisoñez o por lo que fuera, el anteproyecto de Presupuestos Generales del Estado no contemplaban en modo alguno este incremento. El error fue corregido mediante enmienda en la tramitación en el Senado. Aunque no acaba aquí el despropósito. La medida debía entrar en vigor el 1 de enero, cosa que evidentemente no sucedió. Alcanzado el mes de febrero, el Govern balear ha decidido adelantar el pago del descuento adicional, con carácter retroactivo, en una maniobra, evidentemente, política, para sacar provecho del error del PSOE, pero que beneficia a los ciudadanos, que es, en el fondo, de lo que se trata.

Ahora bien, la aplicación de la medida a toro pasado resulta cuando menos difícil y es presumible que no todas las personas que hayan viajado en avión puedan demostrarlo o aportar los documentos que se exigen para abonar la diferencia en el descuento.

Todo esto se hubiera evitado si el Gobierno central hubiese hecho bien las cosas. Lamentablemente, ha sido incapaz de hacerlo.