Sosa, pobre de música y de originalidad. Éstas son las tres
características que definirían la Rua, acto protagonista de las
fiestas de Carnaval en las calles de Palma, que tuvo lugar ayer.
Pese a la amenaza de lluvia, cerca de 17.000 personas, según la
Policía Local, contemplaron el desfile, que dejó mucho que desear.
Entre comparsa y comparsa o carroza y carroza hubo un gran vacío,
tanto de música como de animación, hecho que perjudicó el espíritu
festivo. La escasa música que hubo fue repetitiva, ya que la banda
sonora elegida por muchos de los participantes a su paso por el
jurado fue la canción «Antes muerta que sencilla», de la joven
cantante María Isabel. También fueron repetidos algunos disfraces,
lo que dejó la originalidad a la altura del betún. En total, 29
carrozas y 55 comparsas que llenaron de poco color y poca fiesta
las calles de Ciutat. Se repitió el recorrido del año pasado. Así,
las carrozas salieron del Passeig Mallorca hacia Jaume III y de
allí recorrieron la Plaça Joan Carles I, el Passeig des Born, la
Plaça de la Reina, calle Unió, Plaça Weyler, las Ramblas y la
Riera. La tarima del jurado se ubicó frente al Teatre Principal.
Éste estuvo formado por Catalina Cirer, alcaldesa de Palma, que
acudió vestida de hada madrina al igual que sus hijas; María José
Frau, regidora de Dinamització Ciudadana; Juan Parra, gerente de
Eurocarnavales; Bernat Pujol, director de teatro; Lucia Mayans,
gerente de Porto Pí, y Toni Grau, diseñador.
Con media hora de retraso salieron las primeras carrozas,
acompañadas por la tradicional tirada de confeti y caramelos, que
también brilló por su escasez. La nota reivindicativa la puso la
carroza «Salvem La Real». Los vecinos de esta zona llegaron hasta
la tarima del jurado en un silencio casi sepulcral quebrantado
segundos después por los gritos de «vergonya, Catalina» y «salvem
La Real». La alcaldesa aguantó el tipo como pudo, mientras que la
organización daba órdenes para que la carroza siguiese su curso y
no continuara la protesta frente al jurado. Otra reivindicativa,
pero más suave, fue «El ocio para los discapacitados todavía está
en la edad de piedra». La comparsa con peor gusto fue la de Michael
Jackson, que representaba al cantante con dos niños y una limusina
que llevaba una cartel con la leyenda «Dejad que los niños se
acerquen a mí», haciendo alusión a la denuncia por abusos sexuales
a menores interpuesta contra el artista.
Don Quijote de la Mancha fue uno de los protagonistas del
desfile debido a la celebración de su IV centenario, por ello dos
carrozas repitieron la temática, «Alegoría al Quijote de la Mancha»
y «IV Centenario de Don Quijote». Las abejas repitieron en nada más
y nada menos que tres ocasiones: «La abeja Maya», «S'Eixam
d'abelles» y «Mel i sucre». El fondo marino también se multiplicó
en las comparsas «El món marí de s'Esplai S'Esquella» y «El Regne
marí».
La nota más sexy la puso «Moulin Rouge», donde las cabareteras
hicieron las delicias del público masculino. La coreografía estuvo
presente en pocas comparsas y unas lo hicieron mejor que otras.
«Érase una vez ... en Son Ferrer», «Planetarium», «Alegre rebeldía»
y «Moulin Rouge» resultaron las más animadas en cuanto a los pasos
de baile. Los cuentos infantiles también estuvieron representados
por «Pitufines», «La familia Mickey», «Piratas de Mediterráneo»,
«La Abeja Maya» y «Alicia en el país de las Maravillas», entre
otros. Durante dos horas los participantes fueron desfilando. Para
garantizar su fluidez, ninguna carroza ni comparsa participante en
este concurso pudo permanecer más de dos minutos delante del
jurado. Tras unos minutos de deliberación, éste dio a conocer los
ganadores. La comparsa «Planetarium», de gran colorido, fantasía y
animación, obtuvo el primer premio en su categoría y «S'Eixam de
abelles» el de carrozas. Los premios, tanto por carrozas como para
comparsas, ascendieron a 1.200 euros para el primero, 600 euros
para el segundo, 300 euros para el tercero y 150 para el cuarto y
el quinto. A la hora de otorgar los premios se valoró esencialmente
la incorporación del elemento musical, y especialmente la música en
directo, como en la animada carroza «El món del dimoni» de la
Fundación Real Mallorca, que consiguió arrancar el aplauso del
público e incluso un breve movimiento de esqueleto de algunos de
los miembros del jurado, entre ellos Catalina Cirer, que se levantó
de su asiento para saludar a los integrantes de dicha carroza.
Samantha Coquillat
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