Las caretas venecianas tuvieron una gran representación en la Rua, tanto entre el público como entre los participantes. Foto: SEBASTIÀ AMENGUAL

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Sosa, pobre de música y de originalidad. Éstas son las tres características que definirían la Rua, acto protagonista de las fiestas de Carnaval en las calles de Palma, que tuvo lugar ayer. Pese a la amenaza de lluvia, cerca de 17.000 personas, según la Policía Local, contemplaron el desfile, que dejó mucho que desear. Entre comparsa y comparsa o carroza y carroza hubo un gran vacío, tanto de música como de animación, hecho que perjudicó el espíritu festivo. La escasa música que hubo fue repetitiva, ya que la banda sonora elegida por muchos de los participantes a su paso por el jurado fue la canción «Antes muerta que sencilla», de la joven cantante María Isabel. También fueron repetidos algunos disfraces, lo que dejó la originalidad a la altura del betún. En total, 29 carrozas y 55 comparsas que llenaron de poco color y poca fiesta las calles de Ciutat. Se repitió el recorrido del año pasado. Así, las carrozas salieron del Passeig Mallorca hacia Jaume III y de allí recorrieron la Plaça Joan Carles I, el Passeig des Born, la Plaça de la Reina, calle Unió, Plaça Weyler, las Ramblas y la Riera. La tarima del jurado se ubicó frente al Teatre Principal. Éste estuvo formado por Catalina Cirer, alcaldesa de Palma, que acudió vestida de hada madrina al igual que sus hijas; María José Frau, regidora de Dinamització Ciudadana; Juan Parra, gerente de Eurocarnavales; Bernat Pujol, director de teatro; Lucia Mayans, gerente de Porto Pí, y Toni Grau, diseñador.

Con media hora de retraso salieron las primeras carrozas, acompañadas por la tradicional tirada de confeti y caramelos, que también brilló por su escasez. La nota reivindicativa la puso la carroza «Salvem La Real». Los vecinos de esta zona llegaron hasta la tarima del jurado en un silencio casi sepulcral quebrantado segundos después por los gritos de «vergonya, Catalina» y «salvem La Real». La alcaldesa aguantó el tipo como pudo, mientras que la organización daba órdenes para que la carroza siguiese su curso y no continuara la protesta frente al jurado. Otra reivindicativa, pero más suave, fue «El ocio para los discapacitados todavía está en la edad de piedra». La comparsa con peor gusto fue la de Michael Jackson, que representaba al cantante con dos niños y una limusina que llevaba una cartel con la leyenda «Dejad que los niños se acerquen a mí», haciendo alusión a la denuncia por abusos sexuales a menores interpuesta contra el artista.

Don Quijote de la Mancha fue uno de los protagonistas del desfile debido a la celebración de su IV centenario, por ello dos carrozas repitieron la temática, «Alegoría al Quijote de la Mancha» y «IV Centenario de Don Quijote». Las abejas repitieron en nada más y nada menos que tres ocasiones: «La abeja Maya», «S'Eixam d'abelles» y «Mel i sucre». El fondo marino también se multiplicó en las comparsas «El món marí de s'Esplai S'Esquella» y «El Regne marí».
La nota más sexy la puso «Moulin Rouge», donde las cabareteras hicieron las delicias del público masculino. La coreografía estuvo presente en pocas comparsas y unas lo hicieron mejor que otras. «Érase una vez ... en Son Ferrer», «Planetarium», «Alegre rebeldía» y «Moulin Rouge» resultaron las más animadas en cuanto a los pasos de baile. Los cuentos infantiles también estuvieron representados por «Pitufines», «La familia Mickey», «Piratas de Mediterráneo», «La Abeja Maya» y «Alicia en el país de las Maravillas», entre otros. Durante dos horas los participantes fueron desfilando. Para garantizar su fluidez, ninguna carroza ni comparsa participante en este concurso pudo permanecer más de dos minutos delante del jurado. Tras unos minutos de deliberación, éste dio a conocer los ganadores. La comparsa «Planetarium», de gran colorido, fantasía y animación, obtuvo el primer premio en su categoría y «S'Eixam de abelles» el de carrozas. Los premios, tanto por carrozas como para comparsas, ascendieron a 1.200 euros para el primero, 600 euros para el segundo, 300 euros para el tercero y 150 para el cuarto y el quinto. A la hora de otorgar los premios se valoró esencialmente la incorporación del elemento musical, y especialmente la música en directo, como en la animada carroza «El món del dimoni» de la Fundación Real Mallorca, que consiguió arrancar el aplauso del público e incluso un breve movimiento de esqueleto de algunos de los miembros del jurado, entre ellos Catalina Cirer, que se levantó de su asiento para saludar a los integrantes de dicha carroza.

Samantha Coquillat