«Una se siente deseada, pero poco querida». Es lo que contestó ayer
Maria Antònia Munar cuando se le preguntó si cree que la reciente
comida que celebró con Francesc Antich puede despertar recelos
entre las filas del PP y, más en concreto, en el president del
Govern, Jaume Matas. «Todos nos odian cordialmente y les gustaría
que despareciéramos del mapa», añadió la presidenta de la
institución, quien además precisó que la comida con Antich «no
pretendía poner celoso a nadie, porque lo único que quiero es
llegar a acuerdos políticos que favorezcan a todos los
mallorquines».
Con respecto al desarrollo de la comida, la presidenta de la
institución insular defendió su legimitidad para reunirse con
Antich. «Como presidenta de Mallorca tengo la obligación de
mantener relaciones tanto con el Govern de Jaume Matas como con el
Gobierno de José Luis Rodríguez Zapatero porque nos tenemos que
llevar bien con ambos», concluyó. En el transcurso de la reunión,
se habló de la necesidad de llegar a acuerdos con el Gobierno en
materia de carreteras, ya que la falta de entendimiento entre los
gobiernos central y autonómico preocupa a la presidenta, según ella
misma aseguró.
Señaló que su propósito es poder llegar a acuerdos directos con
el Gobierno en esta materia para que la institución que preside
Zapatero pueda participar en la financiación de las obras. En la
comida también se habló de temas que afectan a ambas instituciones,
como la ampliación del Parc de Tecnologies Ambientals, las obras de
adecuación de Raixa, asuntos financieros o el regreso a Mallorca de
los toros de Costitx. «Celebro el talante, pero también es preciso
que haya talento para poder llegar a acuerdos», aseguró Maria
Antònia Munar.
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