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C.A./J.M.A.
El derrumbe de varios edificios en el barrio barcelonés de El Carmel a consecuencia, presumiblemente, de la falta de rigor con la que se llevaron a cabo los estudios previos del terreno y las técnicas de excavación para la ampliación del metro, ha puesto en cuestión la seguridad de obras como la del aparcamiento que en este momento lleva a cabo el Consistorio palmesano en la calle Marquès de la Sènia.

La duda «razonable» sobre la calidad del estudio de la zona surge «porque a tan sólo dos metros de profundidad ya se han encontrado con los cimientos del Hotel Bellver, donde en principio tenían previsto ubicar la entrada del aparcamiento. ¿Qué encontrarán cuando lleguen a los 14 metros de profundidad previstos? ¿Han hecho un estudio del terreno en condiciones?», preguntan vecinos y comerciantes de la zona.

A todo esto, fuentes de la Societat Municipal d'Aparcaments de Palma (SMAP) explicarán en los próximos días a los vecinos las condiciones técnicas de la obra. Mientras tanto, ayer reconocieron que «es verdad que a la altura del hotel Bellver hemos encontrado materiales no previstos, porque las catas y prospecciones previas no nos pueden dar información exacta de todos los materiales; sin embargo, esto no reviste gravedad ni en ningún caso retrasará el plazo de ejecución de la obra, que es de 18 meses», dijeron.

Los vecinos de edad recuerdan el derrumbe que tuvo lugar poco antes de 1950 cuando se desplomó el lugar conocido como «Salt des Ca». Tienen claro que el terreno es arcilloso y que toda precaución es poca: «Por nada del mundo queremos que nuestras casas resulten dañadas», decían, al tiempo que cuestionaban la necesidad de esta obra.

«A nosotros no nos interesa este aparcamiento. Esta siempre ha sido una zona tranquila y residencial donde los vecinos no hemos tenido problemas de aparcamiento, bien porque nuestras fincas tienen plazas, bien porque en la superficie de esta calle o en las adyacentes siempre hemos encontrado sitio para dejar el coche».

«Seguramente, la construcción de este aparcamiento sólo beneficia a unos pocos; hoteleros y comerciantes del Passeig Marítim», se lamentaron.