Miles de personas participaron ayer en las actividades que se realizaron con motivo de la Diada de Balears pese a la ola de frío. Foto: M.A.CAÑELLAS
Se podría decir que pese al frío, con la lluvia amenazando siempre, no cabía nadie más durante la celebración de la Diada de Balears, que tuvo lugar ayer. Fueron tres frentes los que se llenaron. En primer lugar, la jornada de puertas abiertas del Consolat, visitado por numerosos ciudadanos quienes, acompañados por guías, pudieron recorrerlo desde la Porta Vella del Moll hasta la sala Capitular pasando por el jardín de Mercaderes, la capilla gótica, cuyos orígenes se remontan al siglo XVI, y la sala de Gabriel Alomar, a la que se accede por la escalera elíptica, sin dejar de lado la bonita colección de veleros o el busto del navegante Jaume Ferrer, entre otros elementos que forman parte del legado histórico de la Comunitat. Como también fueron bastantes los extranjeros -residentes y de paso- que visitaron el Consolat, la organización había dispuesto un grupo de guías que hablaban sus idiomas para que les acompañaran durante el recorrido.
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