TW
0

Quien se ha mirado en los ojos de un niño saharaui no puede defraudar nunca al pueblo saharaui». Ésta es una frase muy repetida en los campos de los refugiados en el desierto argelino, y es que los niños del Sáhara son los mejores embajadores de su pueblo, son la esperanza del futuro. Los saharauis son conscientes de que cuando consigan la ansiada autodeterminación van a tener que construir todo un sistema de vida de la nada. Por ello le dan mucha importancia a la educación y a la formación de estos jóvenes que serán los encargados de sacar adelante su país gracias a sus conocimientos. La delegación balear pudo comprobar de primera mano que la educación es primordial para ellos gracias a las visitas que realizó a las distintas escuelas o centros de formación. En este sentido, Balears tiene un papel fundamental, ya que financia algunos de estos proyectos educativos en los campos de refugiados y además acoge a muchos de estos niños, además de en verano, también en invierno para que puedan realizar sus estudios aquí.

Maha y Hanna son dos niñas saharauis de 14 años que han pasado algunos veranos en Mallorca gracias al programa Escola en Pau. Las dos coinciden en afirmar que lo que más les gusta de la Isla es la playa; «nosotros no estamos acostumbrados a contemplar el mar y es algo que nos impresiona bastante». La añoranza se apodera de ellas cuando recuerdan la Isla. «Echamos mucho de menos a nuestra familia de acogida y la recordamos muy a menudo», explica Maha, cuyos padres adoptivos son Conchi y Pablo. Por su parte, Hanna señala que además de estar con la familia, le encantaba ir a jugar con los amigos que tiene aquí. Ambas conocen muy bien la situación de su pueblo y tienen la esperanza de que se arregle en un futuro no muy lejano.

Hanna y Maha estudian en la Escuela 12 de Octubre, donde este año se realiza por primera vez el ciclo de Secundaria. El colegio es un internado y en él residen en la actualidad 700 alumnos y 120 trabajadores. Los niños realizan una pequeña visita a sus familias cada tres meses y por un tiempo no superior a diez días. Tras pasar por el colegio, los jóvenes continúan sus estudios de grado superior fuera de los campos de refugiados y las opciones son bastantes: Cuba, España y distintos países europeos, así como Argelia. Este centro acoge a su vez la escuela general de la administración pública, financiada por el Fons Mallorquí de Solidaritat i Cooperació y el Govern Balear, cuyo objetivo es formar a aquellas personas que trabajan en la administración para conseguir agilizar los métodos administrativos. Este proyecto se realiza desde hace ya tres años y está dividido en dos grupos diferenciados: un curso corto y un ciclo escolar cuya duración es de nueve meses. Las materias que se imparten son básicamente: administración general, informática, español, árabe, inglés, sociología, psicología, derecho y derechos humanos. El centro de formación de informática para la mujer saharaui de la Escuela 27 de Febrero es otro de los proyectos financiados por el Fons Mallorquí. Esta escuela presenta dos etapas: la primera es la formación de la mujer, sobre todo en todo lo relacionado con la alfabetización; y la segunda es la formación de ésta en distintos talleres relacionados con la informática, la administración y la salud, entre otros. Esta institución está abierta a la mujer saharaui sea cual sea su condición, y su objetivo primordial es profundizar en la educación de la mujer y permitirle ascender a niveles mucho más desarrollados. Al contrario que en diversas sociedades islámicas, la mujer saharaui tiene un papel relevante dentro de la comunidad saharaui, ya que debe sacar adelante a su familia, debido a que normalmente los hombres están en el frente preparándose para una posible guerra y sólo regresan a su casa una vez cada tres meses.

Samantha Coquillat