En concreto, la repercusión del precio del suelo por metro
cuadrado construido crece desde los 216 euros contabilizados en una
promoción vendida sobre planos en el año 1992 (36.000 pesetas)
hasta los 781 euros (130.000 pesetas) en una homóloga
comercializada el año pasado en Ciutat. Este estudio, realizado en
base a promociones vendidas en barrios como Santa Catalina, Son
Cotoner, Plaza de Toros, Son Nadal, Reyes Católicos o incluso el
Molinar y Cala Gamba, entre otros, confirma que el precio de los
solares ha sido el factor que más ha contribuido a encarecer la
primera vivienda en el extrarradio de Palma y en el conjunto de la
Isla.
En términos absolutos, el informe elaborado por el presidente
del Colegio de Aparejadores parte de una promoción cuyo precio de
venta ascendió a 901 euros (150.000 pesetas) el metro cuadrado en
el año 1992 y lo termina con un valor de 2.644 euros (440.000
pesetas), lo que implica un encarecimiento del 193 por ciento. Este
diagnóstico es compartido por la Asociación de Promotores de
Balears, quienes afirma que algunas decisiones políticas
proteccionistas amparadas en el desarrollismo turístico han tendido
consecuencias directas en el mercado de la primera vivienda y han
situado a gran parte de la demanda, sobre todo a los jóvenes, fuera
del mercado inmobiliario local.
En cualquier caso, el impacto del valor del suelo sobre la
construcción residencial queda patente en su peso sobre el valor
final de los pisos, que pasa de representar el 24 por ciento del
precio de venta en el año 1992 al 30,7 por ciento de 2004. El
segundo factor explicativo del encarecimiento de la vivienda ha
sido el crecimiento de los costes de producción, derivados sobre
todo de la «avalancha» de normas dictadas por las administraciones
central y autonómica en los últimos quince años, con el objetivo de
mejorar la calidad y la seguridad de la edificación.
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