Otra perspectiva. Desde lo más alto de la noria, Palma toma una dimensión que nada tiene que ver con la que ofrece contemplándola a ras de suelo.

TW
0

Desde donde mejor se ve la Fira del Ram es desde el punto más alto que alcanza la noria gigante en su recorrido sin fin.
La feria y la parte de Palma que se puede contemplar desde allá arriba son espectaculares. Y ya ven qué fácil resulta, pues todo consiste en subirse en ella y a nada que arranque, recrearse con lo que se va viendo, de abajo hacia arriba, desde lo más alto, y desde arriba hacia abajo, para volver a repetir estas secuencias. Además, todo ese circuito sin los sobresaltos que producen otras atracciones, sino por el contrario, suavemente, mas chill out que heavy.

Es, de verdad, un gran placer, que aconsejamos que se den. Primero va viendo cómo la Fira se convierte en un conjunto de techos cuyo tamaño va menguando a medida que la rueda gira. Poco a poco, a derecha y a izquierda va observando ángulos insospechados y jamás vistos de una ciudad que a ras del suelo casi nos sabemos de memoria. Una vez en lo más alto, se ve el mar. Precioso, a lo lejos, pero dando la sensación de proximidad hasta el punto que parece que lo puede tocar con la mano.

Siguiendo allá arriba, trate de descubrir ahora entre un mosaico de tejados aquellos edificios que desde el suelo le resultan más familiares. Busque, por ejemplo, la Seu, y luego vea la cantidad de iglesias que hay en Palma contando sus campanarios, que emergen por encima del resto de las edificaciones. Sí, miren por dónde, la gran noria de la Fira del Ram se nos ha convertido en uno de los mejores miradores sobre la ciudad.

Pedro Prieto
Foto: Serge Cases