Alrededor de tres mil personas aguardaron a mediodía de ayer la
llegada de la Familia Real al completo a la Seu para asistir a la
Misa de Pascua. Tres mil curiosos, cincuenta periodistas, el obispo
de Mallorca, Jesús Murgui, y catorce canónigos, miembros del
Cabildo Catedralicio, éstos con la casulla blanca que llevaron en
la recién terminada misa de l'Encontre, se dieron cita en el
Pórtico Mayor de la Catedral y alrededores.
A las diez de la mañana, precedidos de un coche de la Policía
Local, llegaron los Reyes a bordo de un Audi, a continuación, los
príncipes de Asturias, en un Volvo, seguidos por los duques de Lugo
y los de Palma con sus hijos, Felipe Juan Froilán y Victoria
Federica, y Juan Valentín, Pablo Nicolás y Miguel, respectivamente.
Llamó la atención el color elegido para la ocasión por la Reina,
traje de chaqueta rojo, y el verde esperanza de la chaqueta de doña
Letizia, a juego con la falda estampada. Doña Elena iba
completamente de blanco, mientras que doña Cristina combinó el
negro del pantalón con el malva de la camisa.
Ellos, el Rey, el Príncipe, Jaime de Marichalar e Iñaki
Urdangarín, de traje y corbata (verde claro, roja, azul y rosa,
respectivamente). También destacaron las diversas pulseras que
portaba en sus muñecas el duque de Lugo, así como la forma de
colgar las gafas del bolsillo superior de la americana. Tampoco
pasó desapercibida la vestimenta de los hijos de los de Palma,
jersey de cuello alto a rayas horizontales azul marino y blancas,
con una 'K' en el centro, y pantalón de color burdeos, los tres, ni
que Victoria Federica se desprendiera ni un instante del ¿calcetín?
blanco que llevaba en su mano, una prenda con la que se la ha visto
otras veces.
Pedro Prieto
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