La escuela tiene actualmente unos 200 alumnos, de todas las edades y condiciones. Foto: M.A. CAÑELLAS

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Palma se llenará a partir de hoy de color, música y de tradición gracias al XI Festival Mundial de Danses Folklòriques, que se prolongará hasta el próximo sábado. En este festival participarán cerca de 1.500 personas, un total de 27 países y 46 grupos, entre ellos la Escola de Música i Danses de Mallorca, fundada por el folclorista Bartomeu Ensenyat en 1975.

Una vez más, esta escuela ha puesto en funcionamiento un nuevo curso gratuito para todas aquellas personas que deseen aprender o perfeccionar boleros, jotas y mateixes, en el caso del baile, o a tocar la xeremia, eflabio o etamborino. En cuanto a la danza, el centro palmesano pone al servicio de los interesados tres clases específicas: un curso de iniciación para niños de hasta 10 años, otro a partir de esa edad y otro avanzado para público de todas las edades. En los dos primeros, que duran tres meses, se enseñan los puntos básicos del baile mallorquín. Tras aprender estas técnicas, los participantes practican en la sala grande lo aprendido junto al resto de los alumnos. A estas clases acuden personas de todas las condiciones sociales y de todas la edades, de 6 a 70 años.

Biel Frontera, el actual director de la escuela, asegura que se puede aprender a bailar, de forma básica, en poco tiempo; «después es sólo cuestión de practicar y practicar». También destaca que es una escuela «antiestrés, la gente viene a liberar tensiones». La escuela tiene en la actualidad unos 200 alumnos. Se enseñan los siete puntos básicos, que después se combinan de mil formas distintas y que son: epunt llis, endavant i endarrera, dreta i esquerra, bot, creuar, obrir i tancar y espatla. El ritmo es lo esencial. A partir de estos siete puntos cada uno lo baila a su manera, «no hay dos bailes iguales», dice Forntera. Además, en el baile mallorquín es la mujer la que manda y el hombre la sigue en todo momento, imitando el festejo de la conquista.

Samantha Coquillat